El virólogo Daniel Scott-Algara, del Instituto Pasteur, desea aportar algunas correcciones y precisiones a su entrevista publicada en FARO DE VIGO el pasado domingo, 22 de marzo, y que ha tenido un importante eco mediático y científico. Recogemos a continuación la nota remitida a la Redacción:

1. En cuanto a la evolución del virus, yo quise decir que el virus habría podido evolucionar hacia cepas más agresivas. Esta hipótesis estaría basada en un estudio en China en donde se identificaron dos cepas L y S (mutaciones de virus). En este artículo está indicado que la cepa S sería menos agresiva que la cepa L. Sin embargo, este estudio es el único que ha reportado tal evolución del virus y necesita confirmación ( In the origin and continuing evolution of SARS-CoV-2, by Tang & col.). Otras mutaciones han sido correlacionadas con las patogénesis del virus en las proteínas nsp1 y nsp2 ( COVID-2019 : The role of nsp1 and nsp2 in its pathogenesis, Ageletti & col.). Todos estos estudios necesitan confirmación y pueden ser contestados por estudios más controlados.

2. Con respecto al origen del virus, está casi establecido que el origen es animal y de animales salvajes (tipo murciélago); cuando expliqué que esta familia de virus es muy conocida por veterinarios, no quise decir que el virus venía de mascotas o animales domésticos. Por ejemplo, es bien conocida la transmisión de la rabia por murciélagos hematófagos al ganado.

3. Para explicar mejor la reinfección: se han descrito ciertos pacientes que después de haber sido considerados como curados han presentado de nuevo síntomas y evidencia de replicación viral. En estos casos no se puede concluir con certeza si estos individuos se infectaron de nuevo o si ellos tenían todavía, cuando fueron considerados curados, una replicación del virus a bajo ruido y que después aumentó (en este caso no sería una reinfección).