De enfrentarse a las llamas con manguera en mano a atacar un enemigo invisible pero más letal. Durante la pandemia del coronavirus, el personal de los equipos de extinción de la Xunta se ha cambiado el traje de protección frente al fuego por un mono blanco, mascarillas y guantes. Desde ayer, se encargan de las labores de desinfección de 100 residencias de personas mayores y discapacitados y de más de 460 centros de salud gallegos.

Se dedican a estas tareas brigadistas que como Leandro Uhía Patiño se han presentado voluntarios: "lo asumimos con ganas, creemos que debemos estar ahí". Eso sí, a pesar de estar acostumbrados a lidiar con situaciones difíciles y a poner sus vidas en peligro cuando hay un fuego, no niegan su inquietud ante esta pandemia. "Yo le tengo más respeto al virus que a un incendio", reconoce Leandro, jefe de brigada del distrito 5 de Fisterra.

Estos brigadistas se encargarán de la desinfección de los exteriores de residencias de mayores, discapacitados y centros de salud en un total de 200 municipios gallegos, los de menor tamaño. Según explica la Consellería de Medio Rural, se encargarán de estos centros porque son los más concurridos en el rural y por lo tanto hay un riesgo superior de contagio.

Fueron "bastantes" los brigadistas que se presentaron voluntarios para esta tarea y ayer comenzaron las labores de desinfección en varios edificios como el centro de minusválidos psíquicos de Chapela, donde se declaró un positivo hace unos días. "Solo en mi distrito somos 30 personas haciendo estas tareas", explica Leandro Uhía.

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Pero no es lo mismo apagar un fuego que luchar contra el coronavirus. Por eso, previamente recibieron formación para asumir estas tareas. Tres personas de cada uno de los 19 distritos forestales acudió a un campamento militar en Parga (Lugo) donde la UME los instruyó en los protocolos a seguir. Además la Consellería de Medio Rural les dotó del material de protección necesario para evitar contagios. "Nos explicaron cómo actuar y cómo protegernos ante el virus, por ejemplo, cómo debemos sacar el traje o los guantes correctamente", comenta Leandro Uhía.

Los brigadistas acudirán periódicamente a estos centros de salud y residencias para repetir las labores de limpieza, que realizan mediante unos equipos de fumigación.

Estar en lugares los expone más al riesgo de contagio y, por eso reconocen, que "el miedo siempre está ahí". "Aunque trabajamos con incendios, para nosotros eso es el día a día, estamos más acostumbrados a pelear con ellos, pero esto es nuevo, por eso a mí me da más respeto", explica este jefe de brigada.

Eso sí, insiste en que asumen esta tarea "con ganas". "Cuando la población nos necesita tenemos que estar ahí", señala.

Pero la desinfección de estos edificios no es la única encomienda que tienen los brigadistas, que ya empezaron a vigilar también el rural para garantizar que se cumplan las medidas de confinamiento.

"Es cierto que en el rural la gente sale a veces y nos dicen que tienen cosas que hacer en la finca, entonces nosotros lo que le decimos es que tengan precaución y que después se vaya para casa", explica Leandro que añade que la Consellería de Medio Rural ya aclaró en qué condiciones se puede ir a atender un huerto si es para autoconsumo.

"Otra cosa es que veamos a gente reunida. Eso sí no lo pueden hacer y los avisamos", explica este brigadista que aclara que tienen indicaciones de llamar a la Guardia Civil si alguien se niega a cumplir con la cuarentena.

Entre las tareas de los brigadistas estará también llevar comida y medicamentos a los mayores que viven en las zonas más aisladas. Aún no empezaron, pero están preparados para hacerlo tan pronto sean requeridos. Incluso podrán trasladar a personas mayores que lo necesitan. "Somos un servicio de bastante gente y podemos actuar en el rural en cualquier momento y colaboraremos en todo lo que se necesite", se reafirma este jefe de brigada.

En todo caso, desde la Consellería de Medio Rural insisten en que la prioridad de estos profesionales será siempre la lucha contra los incendios. Leandro Uhía avisa que los incendiarios no descansan ni en cuarentena. "Les da igual, no tienen miedo a nada. El otro día en el Barbanza hubo incendios tres noches seguidas, así que si está buen tiempo habrá peligro", advierte.