Santi Prego (Vigo, 1962), candidato al Goya 2020 a mejor actor revelación, encarna al inspector Raúl Salgado en la segunda temporada de "O sabor das margaridas", que tras su paso por la TVG se convirtió en la primera ficción en gallego incluida en el catálogo de Netflix, donde cosechó un rotundo éxito. El thriller creado por Ghaleb Jaber regresa tras el éxito de su primera entrega, con una trama aún más sórdida y oscura, que gira en torno a la prostitución infantil. El nuevo caso de la inspectora Eva Mayo (María Mera), esta vez acompañada por Salgado, llegó a la parrilla de la TVG el pasado domingo en horario de máxima audiencia. Un revulsivo, sin duda, para combatir el confinamiento por el coronavirus.

- ¿Cómo es y cómo preparó el personaje de Raúl Salgado?

-Es un inspector jefe de policía de una ciudad de Galicia. Para construirlo, me documenté durante largo tiempo con la Policía de Vigo. Tengo un amigo policía jubilado, que es quien me echó una mano para acceder a este mundo. Una de las cosas que tiene el oficio de actor es que te da la oportunidad de ver la realidad que hay detrás de los estereotipos y esto es súper interesante. Salgado es un tipo íntegro, que necesita encontrar la verdad, ya no solo por su oficio de policía, sino también porque tiene un caso que no resolvió en el pasado y que afectó a su vida personal y familiar. Mientras me documentaba me dijeron que en el área de Vigo había un caso así y para mí fue muy interesante conocerlo de primera mano porque me dio elementos para hacer después una verdad en la ficción porque, al final, lo que quiere el espectador es ver una verdad.

- La primera temporada de la serie fue todo un éxito en países como el Reino Unido. ¿A qué cree que responde?

-Soy muy mal analista, pero creo que es porque está en la onda del "nordis noir" de Dinamarca, Suecia e incluso el Reino Unido. En general, en Galicia se hace un tipo de ficción que es diferenciada de la que sale de Madrid. Yo lo veo en muchas historias, pero también en la realidad. En los programas de debate que se hacen en Madrid ves a la gente gritando y luego te pasas a la TVG y ves otra forma de hacer y de analizar, más tranquila y reposada, algo que entronca también con la forma de hacer en Portugal.

- ¿Esta forma distinta de hacer las cosas es lo que les ha valido a los actores gallegos su prestigio fuera?

-Puede que tenga que ver con esa forma de hacer aquí, sí. Grandes actores como Morris y Luis Tosar tienen mentalidad de equipo, porque todos venimos del trabajo en equipo, y en concreto del teatro gallego, de ese teatro de batalla. Creo que esto también nos diferencia de cómo se trabaja en otras partes de España.

- ¿Abre puertas el haber estado nominado a un Goya a mejor actor revelación (por su papel de Franco en "Mientras dure la guerra")?

--Los Goya son un escaparate a la hora de afrontar proyectos de otra categoría. A mí me han llamado de México y tengo varios proyectos pendientes en Madrid. Además, fue un trabajo muy lucido porque es de construcción de un personaje, en el sentido de que lo que tú ves en pantalla no se te parece en nada ni físicamente ni en la forma de ser ni en la de hablar. Y luego está la dirección de Alejandro Amenábar, impecable.

- Fue nominado a mejor actor revelación, pero tiene muchos papeles a sus espaldas.

-Yo he tenido la inmensa fortuna de desarrollar toda mi carrera aquí, en Galicia, y solo he ido a Madrid a hacer trabajos muy puntuales. Por eso era una revelación fuera, como lo sería otra mucha gente que trabaja aquí.

- ¿Para interpretar a un personaje es necesario identificarse con él?

-Creo que hay que defenderlo. Yo lo comparo con un abogado defensor: si no crees en la presunción de inocencia de tu defendido, por ética, deberías abandonar el caso. Igual aquí. A mí me ha pasado recientemente que no me daban ningún flanco por donde defender un personaje, que era malo, malísimo, y tuve que decir que no podía hacerlo. Una cosa es que defiendas un personaje y otra que lo justifiques. Implicarse o no con él está en relación con tomar distancia, pero creo que el actor tiene que mantener siempre una sana distancia con el personaje.

- ¿Cuesta enfrentarse a tramas tan duras como la prostitución infantil que plantea "O sabor das margaridas"?

-Sí y tienes que valorar si aceptas entrar o no. Hace unos años, me tocó interpretar a tres maltratadores, en el plazo de un año, y tienes que defenderlos en pantalla, buscar razones y, sí, las encuentras, pero reconozco que me resultaba muy duro hacer ese tipo de trabajo. Es un viaje y si decides hacerlo, es con todas sus consecuencias y disfrutando de ese viaje y aprendiendo de él.

- ¿No tuvo miedo terminar encasillado en ese tipo de papel?

-Que te encasillen es un arma de doble filo, pero a veces es bueno. Lo que me resulta más interesante es que te permite construir algo y cuanto más distinto sea el personaje de ti, más divertido es.

- ¿Divertirse es importante en su oficio?

-Para mí sí, porque yo vengo del teatro escolar y del aficionado, del teatro como juego, y nunca dejé de ver esto como un juego, un juego maravilloso porque cobras por hacerlo y trabajas con equipos fantásticos.