"Hay que motivarlos. Además, saber que estamos ahí, al otro lado de la pantalla, les da seguridad. Porque hay que tener en cuenta que en una situación así se produce una desvinculación importante", expresa Diego Rincón, docente de Infantil. En la ruptura que supuso la orden de confinamiento, dejando la escuela para estar en casa sin poder salir, el contacto con el profesor, sus mensajes, una videollamada, una acción grupal común virtual (o individual) consiguen aportar a los pequeños y pequeñas una cierta sensación de normalidad en un contexto de absoluta excepcionalidad.

"Se trata de facilitarles el trabajo; son muchas horas las que tienen que estar en casa, encerrados. Es bueno que tengan una rutina de trabajo, además de rutinas de juego y otras actividades y tiempo con las familias. Al mismo tiempo es bueno que sigan aprendiendo en la medida de lo posible", expresa Isabel Blanco, docente de Primaria, que advierte: "hay que tener cuidado en todo este proceso porque no todos los hogares tienen las mismas posibilidades tecnológicas. "Y aunque a veces existan ordenadores o tabletas disponibles, puede ser que la conexión a internet no sea buena en esa zona en concreto. Me pasó con una de las actividades, por ejemplo, que tenían que elaborar un vídeo pero después no podían enviarlo por eso mismo", expresa Blanco, para ejemplificar que son muchos los factores a tener en cuenta para evitar desigualdades en el aprendizaje en este tiempo de confinamiento, con la 'escuela en casa'.

El Gobierno anunció ayer que el confinamiento se prolongará quince días más, hasta mediados de abril. De momento, se ha cumplido ya una semana sin clases, desde el viernes 13 de marzo, jornada en la que el alumnado ya no asistió a clase. Sí acudían al centro el equipo directivo y los profesores para planificar la parte virtual ante el panorama que se avecinaba. Ese primer fin de semana hubo cambios en las instrucciones de la Xunta, dado el estado de alerta y confinamiento estricto que se fijaba a partir del lunes 16. El profesorado trabajaría desde casa y solo tendría que acudir al centro un miembro del equipo directivo (de 10:00 a 13:00 y por turnos). Empezaba un periodo totalmente nuevo e inesperado para padres y también para profesores, que aseguran haber vivido una primera semana "de vértigo", intentando establecer rutinas efectivas para enviar tareas al alumnado, lograr fijar contacto con todos ellos, plantear clases virtuales y realizar un seguimiento de las tareas.

Y todo este proceso no ha sido ni fácil ni homogéneo, si bien tras esta primera fase parece que el estrés inicial se ha calmado y cada centro, profesor y familias han logrado establecer su particular método para que la actividad continúe.

"Yo realizo una conexión diaria por Skype con el alumnado. Por grupos. Hablamos de cómo les van las tareas que les propongo, si tienen alguna dificultad, ellos mismos me cuentan lo que van haciendo", expresa el profesor Xavier Estévez, que aconseja no enviar todas la tareas de golpe sino poco a poco para que no se agobien. Isabel Blanco, por ejemplo, mantiene contacto a través de una aplicación llamada ClassDojo, que se utiliza mucho en gamificación (puntos, medir actitudes positivas y negativas) y que ya usaba previamente con los padres y madres. "Los padres estaban habituados a recibir mensajes a través de ella y seguí por esta vía", expresa Blanco, que añade que emplea también el aula virtual que ofrece la Xunta (a través de las webs de los colegios). En ella se puede colgar material, establecer un foro de preguntas y respuestas, chat... Es una plataforma Moodle: los alumnos pueden entrar y ver todos los recursos y muchos profesores ya recibían formación docente a través de la misma. El jueves pasado la Administración autonómica sacó una guía con unas instrucciones para el trabajo a distancia (Abalarmóbil), con consejos como "no saturar al alumnado" y recordar las funciones de la plataforma de la administración, que permite enviar mensajes para facilitar la conexión entre familias y centros. Apuntaba que es importante "formular unos objetivos claros, diseñar tareas adecuadas y acompañar al alumnado, dándole feedback personalizado y estableciendo estrategias para mantener su motivación".

Hasta el momento, cada centro y profesor intentó establecer sus métodos de contacto y envío de tareas en función de la experiencia previa. No es extraño ver grupos de WhatsApp o Telegram. Y también hay centros que optan por plataformas de Google.

En las redes empezaron a verse mensajes de profesores del tipo: "¿No tenéis la sensación de estar trabajando más que si estuviésemos en clase?". Así lo expresó también la profesora gallega Luz Beloso: "Nunca traballei tanto como estes días". Junto a otros compañeros elaboraron en dos días una web para colgar recursos didácticos para ayudar a familias (aulasgalegas). Son muchos los docentes que en las redes reclaman sentido común y flexibilidad para que todo el alumnado pueda seguir el ritmo.

Con las nuevas instrucciones del Gobierno central el periodo de alerta se prolonga hasta el día 11 de abril. Esto obligará a continuar con el trabajo virtual al menos dos semanas más. Desde la Xunta también lanzaron una nueva directriz: a partir de hoy el director (o miembro del equipo directivo) que acuda al centro no tendrá que ajustarse a un horario concreto: estará "el tiempo que considere preciso para atender al alumnado y a las familias, así como para la verificación del funcionamiento de las infraestructuras tecnológicas del centro y del estado del propio edificio educativo".