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"Esta residencia es como un polvorín"

La directora de un centro de Vigo, con 20 mayores, y una trabajadora de otro, con 300 residentes, denuncian la falta de equipos de protección para los empleados y los internos

Residencia DomusVi de San Lázaro, en Santiago, donde hay cinco mayores afectados. // Xoán Álvarez

La situación de las residencias gallegas, da igual cuál sea su naturaleza, pública o privada, avanza hacia ninguna parte, según las advertencias lanzadas por responsables y trabajadores. Dos profesionales de dos centros diferentes de Vigo denunciaron ayer mismo la falta de equipos de protección individualizada, como mascarillas, y que tanto el personal sociosanitario como las personas internas continúan estando desprotegidos ante posibles casos de coronavirus. "Esto es como un polvorín", vuelven a avisar.

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El viernes, las principales asociaciones de residencias de ancianos de la comunidad, Agarte, Acolle y la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX), advirtieron de que las primeras muertes a causa del Covid-19 que se estaban dando en los centros del resto de España tarde o temprano llegarían a Galicia. Pues bien, desde ayer ya se contabiliza la primera víctima: la mujer de 93 años fallecida el viernes en Ourense era usuaria de la residencia San Carlos de Celanova.

En el hogar residencial O Lecer, ubicado en Matamá, en Vigo, con una capacidad para 20 mayores, de momento, hay "cero casos confirmados y sospechosos". No obstante, su directora Rebeca Rebolo critica la decisión tomada por el Ministerio de Sanidad, de atender primeramente los casos confirmados dentro de las residencias antes de derivarlos a hospitales. En su opinión, esta medida no se ajusta a la "realidad" de todos los centros. El suyo, entre ellos. "Esto implica que nosotros necesitamos unos equipos de protección que, a día de hoy, nadie nos ha suministrado", expresa. Se refiere a mascarillas, batas, guantes largos y gafas de protección ocultar.

Igual de desamparados dicen estar en el Complejo Residencial de Atención a Personas Dependientes Vigo I, perteneciente a la Xunta. Una de sus enfermeras, Sandra Fernández, pone voz a las inquietudes de todas sus compañeras: "Somos como 300 residentes y 150 empleados y no tenemos mascarillas para trabajar. Esto es como un polvorín".

Desde O Lecer cuentan haberse puesto en contacto con diferentes estamentos de la Administración gallega para solicitar el material, pero de la mayoría no obtuvieron respuesta. "Desde Política Social nos dijeron que solo iban a repartir por residencias públicas, que no había para más", manifiesta Rebolo. Y, con tal motivo, han empezado una campaña en redes sociales bajo el lema #ENosQue. Sin embargo, Fernández, que trabaja para la pública, indica: "Si han mandado mascarillas, a las enfermeras y auxiliares no nos han llegado. Estamos cansadas de pedírselas al dire​ctor​".

La Xunta, por su parte, se escuda en que el Gobierno decidió centralizar todas las compras y también se queja de que hace más de una semana que no reciben "ningún suministro". Por otro lado, el ministerio aseguró el viernes que el reparto se realizaría en los "próximos días".

Da igual cuales sean los motivos; los profesionales de las residencias piden auxilio y esperan decisiones. "Dejarlos aquí, entre que no tenemos medios ni posibilidades de aislamiento, es directamente un suicidio", asegura Rebolo, en cuyo centro, por motivos de espacio, tampoco pueden cumplir con las distancias de seguridad. Fernández da más argumentos: "Trabajamos a 20 centímetros de distancia y, a veces, menos. Esos residentes tosen, se baban, te tocan y se echan las manos a la cara".

Por todo ello, y ante la falta de respuestas institucionales, en O Lagar ya han empezado a elaborar hidrogel casero. Y en el CRAPD de Vigo se están planteando hacer mascarillas "con bolsas de plástico" como medida desesperada. Aunque ninguna de las dos fórmulas es la solución. Si las cosas no cambian, otra opción reside en que los familiares se lleven a los mayores a sus casas, como apunta la SGXX.

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