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Entre la espera de una hija y las videollamadas constantes

Los políticos gallegos combinan su trabajo con cuidar a sus hijos, aconsejar a contagiados o recibir la compra gracias a amigos

Gómez-Reino aún está en cuarentena. // FdV

"He probado por primera vez el vermú por Skype y la verdad es que ayuda a llevar la situación". Con buen humor se toma Antón Gómez-Reino sus ya nueve días de aislamiento y su positivo por coronavirus. La tecnología es su ventana al mundo y gracias a ella pudo compartir un aperitivo esta semana con su hija -que cumple 5 años el 12 de abril- y la madre de esta, que viven en Italia, su hermana y su madre, que están también recluidas en su domicilio de A Coruña como precaución tras haber tenido contacto con el candidato a presidir la Xunta de Galicia en Común.

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Recluido en su domicilio del barrio coruñés de San Roque, a Gómez-Reino le dan la vida los amigos. "La compra me la hacen dos o tres amigos, que me ayudan porque no puedo salir. Pero ayer me pasó algo curioso. Me escribió por Instagram un chico diciendo que le parecía que vivía en el edificio de al lado y se ofrecía a hacerme la compra", comenta por videollamada.

Su evolución es positiva, con síntomas similares a un proceso gripal, salvo que se le han prolongado más de lo habitual, y con un elemento novedoso. "No tengo sentido del gusto, parece ser que hay bastantes casos similares", destaca.

Su día a día es similar al resto de líderes políticos gallegos: prensa, videollamadas y algo de ocio, aunque su caso añade un plus de incertidumbre. Está pendiente del nacimiento de su segunda hija, previsto para comienzos de mes. Su madre está en Argentina y no puede viajar: "El confinamiento allí comenzó ahora y no sé si podré ir. Espero no perderme ese momento".

De momento, el ocio lo mata con lecturas y películas que revela entre risas por su escaso optimismo: La peste, de Camus, y Estado de sitio, de Costa-Gavras.

El "encierro" del socialista Gonzalo Caballero resulta diferente, pues convive con su esposa y sus dos hijos, de 8 y 3 años. De hecho, la conversación es interrumpida por uno de ellos, Rodri. "Estoy acostumbrado por la vida universitaria y la época de la tesis y las investigaciones a pasar muchas semanas abstraído del mundo, así que me tomo esto casi como una descompresión. Intento aprovechar para dedicarle más tiempo a la familia. En los últimos dos años no recuerdo estar tanto en casa", reconoce tratando de quitarle hierro a una cuarentena que considera un reto para la sociedad.

De momento, él solo ha salido dos veces de su domicilio, ambas para ir solo en su coche a la sede del PSdeG en la compostelana rúa de O Pino para dar una rueda de prensa telemática y participar en la videoconferencia entre presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el resto de líderes políticos, pues tenía dificultades técnicas para hacerlo desde su domicilio.

De la bajar a la compra y a la farmacia se ha encargado su esposa en el reparto de tareas que han realizado. Su día a día pasa entre contactos telefónicos con su familia y compañeros del partido y cargos institucionales del PSdeG y la atención a los niños. "Entre sus deberes, jugar con ellos, leer y mantener cierta actividad no me queda mucho tiempo. La verdad es que solo he visto completa una película estos días, La caja de música. Eso sí, estoy releyendo un clásico como es El estado emprendedor", resume.

Con tranquilidad también transita estos días de enclaustramiento la nacionalista Ana Pontón, a pesar de que desliza el temor que le causa el trabajo de su hermana, empleada en un supermercado en Sarria, uno de los empleos más expuestos al coronavirus.

Con dos meses recién cumplidos, Icía llena el día a día de Pontón. Las rutinas de su hija le permiten a la portavoz nacional del BNG organizar en cierta medida cada jornada, en la que combina reuniones telefónicas con sus compañeros de organización, que ha constituido un comité específico sobre el Covid-19. "La parte más dura es no poder estar con la familia y haber pasado el día del padre sin ver a mi padre, sobre todo tras nacer Icía hace tan poco", confiesa. "Pero mis padres superan los 70 años y hay que extremar el cuidado", relata.

El cuidado con las bolsas y embalajes de las compras de alimentos es máximo en su hogar para evitar contagios. Su pareja y ella han aprovechado para recuperar películas pendientes con las que llenar el tiempo de ocio, recurriendo a Filmin, su plataforma de referencia. "Tenemos pendiente ver O ornitólogo, de Joao Pedro Rodrigues, e o documental Esquece Monelos, pero también recuperar clásicos como El Padrino y Star Wars, que me encanta", ríe. En cuanto a libros, está leyendo Bésame mucho, del pediatra Carlos González, y tiene pendientes lo último de María Reimóndez e Infamia, de Ledicia Costas.

Por su parte, la crisis del coronavirus ha permitido a Miguel Santalices, presidente del Parlamento gallego, recuperar sus días de médico, lejanos porque tras su etapa de gestión sanitaria inició un periplo político en 2001 que se mantiene, pues repetirá en las listas del PP.

"Mi día consiste en atender los trabajos del Parlamento, pues continúa operativa la diputación permanente, por vía telemática. Hablo con los letrados, con mi director de gabinete? y luego estoy muy dedicado a hablar con mucha gente que conozco que ha dado positivo o que ha estado en contacto con algún contagiado. Serán unos 15 o 20 y trato de llamarlos todos los días para darles consejos, comentarles lo que deben hacer...", comenta desde su domicilio, en el que mantiene su confinamiento en compañía de su esposa. El ocio lo dedica a adentrarse en el mundo de las series con Lincoln Rhime. "El tiempo organizado da para bastante", dice.

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