La pandemia del coronavirus ha traído aparejada otra que ya se está dejando notar: las suspensiones de contratos de trabajo que han convertido a España en un gran ERTE. La parálisis de la economía dentro y fuera de España por las medidas extraordinarias contra el contagio (cierre de fronteras, de negocios no esenciales o los problemas de abastecimiento por falta de materiales y piezas llegadas desde China) ha empujado a empresas de todos los sectores a tener que acudir a los expedientes de regulación temporales de empleo.

En lo que va de la crisis producida por el coronavirus, se calcula que son ya más de 100.000 trabajadores de todo el país que están en el paro al verse afectados por un expediente de regulación temporal de empleo. Pero la gráfica crece día a día. La semana pasada el Gobierno ya alertó de que la crisis sanitaria podría llevar a la cola del paro a un millón de trabajadores en el país, tanto por cuenta ajena como autónomos. Las medidas para los ERTE anunciadas por Pedro Sánchez pueden disparar los números en las próximas fechas ya que había muchas empresas esperando a conocer los planes que iba anunciar el Ejecutivo.

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Por el momento, los sectores más castigados son los de las líneas aéreas, los de las grandes cadenas textiles y, por encima de todos ellos, el sector de la automoción.

| Los primeros síntomas. Antes de que el virus golpeara con fuerza a España y el grueso del problema se centrara en las ciudades afectadas de China, los primeros síntomas comenzaron a sentirse en empresas que dependían de los suministros llegados desde el gigante asiático. Dos ejemplos. A mediados de febrero la empresa de piezas de automoción Magneti Marelli, que tiene una planta en Barberà del Vallès (Barcelona) en la que trabajan 493 personas, anunció que presentaría un expediente de regulación de empleo debido a la falta de piezas y por la caída de las ventas en el sector del automóvil. Ya a finales de mes, y en Málaga, Fujitsu hizo lo propio: no llegaban piezas de China para su ensamblaje y posterior envío a Toyota Europa. Tampoco las necesarias para su línea de cajeros automáticos.

| A los ERTE le salen alas. Una vez que el virus se hizo europeo llegaron las cancelaciones de vuelos y el cierre de fronteras, como por ejemplo, la italiana. Las compañías empezaron a anunciar la decisión de prescindir de buena parte de su plantilla hasta tiempos mejores: IAG (Vueling, Iberia, BA...) aplica un ERTE para 15.000 trabajadores en España. Ryanair lo hace para 1.500, Air Europa anunció uno el pasado 13 de marzo para 3.600 y Air Nostrum para 1.400. Fue ayer cuando la propia Iberia comunicó la decisión de suspender el contrato del 90% de su plantilla, equivalente a unos 14.000 trabajadores de las áreas de vuelo, asistencia en tierra (handling), mantenimiento y carga. El ERTE se aplicará asimismo en siete de cada diez empleados de servicios centrales.

| La automoción frena en seco. El sector del automóvil es el que, de momento, más ERTE tiene en marcha. No en vano, la de la automoción es una de las principales industrias del país: España es el segundo productor de Europa y está entre los diez primeros del planeta. El sector automovilístico supone un 10% del PIB nacional y da trabajo al 9% de la población activa. Solo en las líneas de producción directa trabajaban antes de la crisis del coronavirus 66.000 personas en diecisiete grandes factorías. Los principales ERTE que están sobre la mesa son los de Seat (14.812), Renault (10.000), Ford (7.000), Volkswagen (5.000), Nissan (3.000) e Iveco (1.300). La dirección de PSA-Vigo se reúne el lunes con el comité de empresa para abordar las medidas a tomar. La paralización de la actividad de las plantas de ensamblaje ha provocado en Galicia expedientes en cadena del grueso de los fabricantes de componentes, con más de 3.000 trabajadores afectados.

| La ropa se queda en el armario. El cierre de los negocios no esenciales llevó a echar la persiana a las tiendas de las grandes compañías multimarca dedicadas a la venta de ropa y complementos como Tendam, propietaria de Cortefiel, Pedro del Hierro, Springfield y Women's Secret, que en el país dan trabajo a 7.000 personas. Adolfo Domínguez, con 198 tiendas en la geografía española, prescindió temporalmente de 788 trabajadores. La viguesa Bimba y Lola solicitó la misma medida para su plantilla en España, de unas 800 personas. Liwe, propietaria de Inside, también ha presentado un ERTE que puede afectar a 1.900 personas, el 94% de su plantilla en España. La gallega Inditex ha sido la última firma textil en plantear un ajuste temporal, con 25.000 afectados en España.

| La comida rápida, también. Burger King presentó un ERTE para 14.000 trabajadores, pero, según anunciaron varios medios, Trabajo lo ha tumbado al considerar que no se justifica por fuerza de causa mayor, ya que la compañía puede seguir realizando parte de su actividad, como es el reparto a domicilio o la venta en los restaurantes para clientes en vehículo. Zeva Alsea, la multinacional propietaria de Vip's, Starbucks, Domino's Pizza, Cañas y Tapas, Foster's Hollywood y Ginos, tiene en el alero a 22.000 de sus empleados.

| Lo que está por venir. Ikea ya prepara su regulación en todos los centros del país para afrontar la crisis. Y está por ver lo que sucederá con El Corte Inglés, con 85.000 trabajadores. De ellos, 20.000 no tendrían que verse afectados ya que trabajan en supermercados y droguería, ramas que no están incluidas en el mandato de cierre.

| Debacle en los hoteles. Sol Meliá despidió ya a 230 trabajadores, además de reducir jornada y sueldo a toda su plantilla. La mayoría de las cadenas esperan, no obstante, la orden de cierre para poner en marcha expedientes masivos de regulación. La ocupación media en estos días no llega ni al 10%. En el caso de Vigo las clausuras temporales de los establecimientos hoteleros se han producido en cascada, desde Pazo de los Escudos, Hotel Bahía, Nagari o Galeóns.