Si queremos convertirnos en los cuentacuentos ideales para nuestros hijos, deberemos tomar nota de varios consejos.

Buscar el momento propicio.

Bea Campos -actriz y una de las impulsoras de Kalandraka Tv- señala que "hay que buscar un momento en el día en el que se den las condiciones para escuchar un cuento". La principal característica es que haya "tranquilidad. Hay que introducir el momento como algo especial por lo que si se quiere se puede poner música", aclara.

Contenido adaptado a cada edad.

Hay que leer el cuento y analizar si es idóneo para determinada edad. "Si a un niño de tres años, le contamos un cuento de hadas, princesas y ogros, a lo mejor esa historia no es para él. Puede ser que no entienda el vocabulario y conflictos; puede ser que no entienda el contexto", explica.

Huir de dramas.

La situación actual ya es de por sí complicada, difícil de entender y afrontar para los adultos, cuánto más para niños. Hay que procurar que en ese momento mágico en el que van en la nube feliz de un libro no se torne "en un drama terrible de malos muy malos", advierte la cuentacuentos gallega.

Leer antes el cuento.

Las prisas o el exceso de confianza pueden llevar a madres y padres a coger un libro y empezar a leerlo al vástago sin previamente hacerse con la historia. Para Bea Campos es un error que hay que evitar: "Las madres y padres deben leer antes el cuento, que sepan lo que se van a encontrar. Hay que reflexionar sobre qué leer en estos momentos. Yo, ahora mismo, recomendaría las historias de Frederick (el ratón ilustrado por Leo Lionni; "O coelliño branco" de Xosé Ballesteros ... que estén en contexto con la situación actual, que no es normal".

Usar las manos y la voz.

Si queremos que el cuento que contemos tenga efecto y cautive deberemos usar las manos y modular la voz. "Podemos poner voces diferentes para los distintos personajes. Esto lo podemos lograr modulando el timbre y el tono. No obstante, advierte de no excederse. Si elevamos demasiado la voz o enfatizamos demasiado, quizás los asustemos.

No tener miedo a repetir el cuento.

Cuando los niños piden repetir un cuento un día tras otro es por algo. "La repetición causa sensación de control, de saber qué va a pasar. Que te pidan una y otra vez que lo cuentes significa que hay algo que quieren mantener de esa historia, es algo que quieren que se repita porque así saben cómo va a ir. Actualmente, no sabemos cómo van a marchar las cosas fuera pero al contar "O poliño da abeleira" saben que el pollito acude a su mamá y a otros elementos y saben que siempre se va a salvar. Por eso, repetir cuentos es una cosa buena".

Valorar el libro como herramienta estética.

"Los libros son el museo estético que tenemos. Nos están dando información plástica y educación visual. En nuestros estantes, se convierten en una aproximación al cuadro. Debemos reflexionar un poco sobre el libro que tenemos en casa, pensar en él como algo que va a ayudar al niño a ser formado en el ámbito estético", explica la cuentacuentos gallega Bea Campos.

Formalismo.

Esta actriz y presentadora también recomienda el uso de fórmulas como el "erasé una vez" o "colorín colorado este cuento se ha acabado" (colorín colorado este conto está rematado, en su versión en gallego).

Respetar

las estructuras de los cuentos tradicionales."Los cuentos tracicionales -explica Bea Campos- forman parte de la cultura y el folclore y tienen un significado simbólico que va más allá de lo que pensamos. Si llegaron a nosotros, deben continuar como llegaron. Es preferible no contar un cuento a que rompamos su estructura e inventemos cosas o las suprimamos".