"No hay que hacer acopio de medicinas, ni de paracetamol o antigripales. Tenemos abastecimiento suficiente", advierten los farmacéuticos de Vigo, quienes coinciden en que las mascarillas tardarán en llegar a las boticas ahora que están requisadas por Sanidad. Los productos más demandados son paracetamol, antigripales, vitaminas C y D, termómetros e hidrogeles. Son varias las farmacias que preparan ya los suyos propios para garantizarse aprovisionamiento.

Los boticarios coinciden en que los gallegos son disciplinados y están concienciados, por lo que no suelen recibir visitas de personas que salen a "pasear", aunque alguna mujer mayor les ha confesado: "Vengo a pesarme, que llevo todo el día en casa", y le recomendaron volver a su domicilio. De momento no se han incrementado los usos de ansiolíticos ni antidepresivos, aunque matizan que todavía estamos al comienzo del aislamiento.

Las farmacias gallegas hacen frente al coronavirus con rigor y cumplen las medidas de seguridad: distancias de metro y medio entre personas, esperar turno en el exterior y no más de 15 minutos en el interior. Cada oficina de farmacia ha articulado distintos servicios para facilitar la atención a sus clientes y en muchos casos carecen de mascarillas para los propios trabajadores de las boticas.

La farmacia de A Florida, cuya titular es María Pérez Salgado, cuenta con una página web y un teléfono para encargos y entregas a domicilio si fuera necesario; también han habilitado un gabinete por si llega algún caso de riesgo y hay que aislarlo. "Hemos suspendido los análisis y la toma de tensión arterial excepto en casos urgentes, para evitar contagios. Cobramos con tarjeta también como precaución", explica.

Fernando Palo, titular de la farmacia de Porta do Sol, vendió ayer mismo la última mascarilla, pero es el único producto del que está desabastecido. Llama a la tranquilidad: "En veinticuatro horas la gente ha pasado de abrazarse a no tocarse. Hay temor, incertidumbre y estrés ante lo desconocido, pero lo que hay que hacer es cumplir las recomendaciones y tratar de evitar los contagios para que la sanidad no se colapse y confiar en nuestro sistema de salud", expone.

En Policarpo Sanz, la farmacéutica Susana Migueles asegura que ha detectado que muchos matrimonios ya van por separado. "Si viene la mujer, ya no viene el marido. También vienen hijos que recogen los medicamentos de sus padres y se los dejan en el felpudo. Los usuarios están muy concienciados" , asevera.