El cáncer y otras patologías no se detienen por el avance del coronavirus y cientos de gallegos -adultos y niños- continúan hospitalizados y otros seguirán ingresando por patologías graves. Otros muchos continúan librando su batalla personal contra la enfermedad o recuperándose de ella. Para muchos de ellos, el apoyo de las asociaciones que trabajan con personas enfermas -desde atención psicológica a acompañamiento y realización de gestiones- es un bálsamo que el coronavirus también ha trastocado. Los voluntarios de estas organizaciones hace días que no visitan ni hospitales ni domicilios, y se han suspendido todas las prestaciones presenciales. Sin embargo, continúan su trabajo en la distancia, al otro lado de la línea telefónica o de la pantalla.

El personal de organizaciones como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos de Galicia (ASANOG) se han sumado al teletrabajo y continúan atendiendo a estos pacientes y a sus familias de forma telemática. "Lo importante es que sepan que nosotros seguimos aquí para lo que necesiten y que seguiremos acompañándolos en su lucha, a través del teléfono y videollamadas", afirma Eva Barro, responsable de comunicación y marketing de la AECC en la provincia de Pontevedra.

Hasta los cursos para dejar de fumar continúan estos días por internet, con reuniones de grupo online para que puedan continuar compartiendo sus experiencias. En casos excepcionales, la asociación también garantiza la entrega de material, como camas y sillas, a los pacientes oncológicos. "Se trata de casos puntuales, pero no podemos dejarlos colgados", dice Barrio. La AECC ha publicado, además, una guía para pacientes con cáncer para evitar la infección por coronavirus, que puede consultarse en blog.aecc.es, donde, además, se responde a las dudas más frecuentes respecto a la pandemia.

Los enfermos hospitalizados también han visto modificadas sus rutinas por el coronavirus. Una de ellas es la reducción del número de visitas por paciente, que se ha reducido a una. "Es una situación difícil, pero los padres entienden perfectamente que es preferible limitar la presencia en el hospital. Y nosotros, mientras, hacemos teletrabajo intentando solucionar gestiones que puedan surgirles y ofreciendo asistencia psicológica por teléfono. No se nos permite ir al hospital y nosotros tampoco lo aconsejamos", afirma Gonzalo Autran, presidente de ASANOG.

Los niños, además, no tienen escuela hospitalaria ni actividades, por lo que la estancia hospitalaria es aún más dura. "Las actividades de ocio y de los voluntarios tienen un importante efecto distractor, que en los niños funciona muy bien porque les sirve para que olviden el estrés, y en ocasiones el miedo, que les provoca las pruebas diagnósticas", explica la psicóloga clínica Alicia Carballal, que trabaja con ASANOG en atención a niños oncológicos en el Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela (CHUS).

La necesidad de alojamiento de familias con escasos recursos que se desplazan de otras provincias de la comunidad hasta Santiago para acompañar en su hospitalización a un niño tampoco desaparece por el coronavirus. En estos momentos, en las "casitas", servicio que ofrece la Fundación Andrea de apoyo a niños con enfermedades de larga duración, crónicas o terminales, hay cinco familias alojadas, aunque ha llegado a tener sus 20 camas ocupadas. "Seguiremos entregando la llave a las familias que lo necesiten. En estos momentos, se ocupa una habitación por familia y respetando las medidas de seguridad", afirma su presidenta. Amaya Castro.