Aunque sevillano de nacimiento, Alfonso Blanco (1972) se considera del barrio de Bouzas, en Vigo. Exalumno de La Enseñanza, es uno de los científicos de referencia a nivel mundial en el campo de la citometría, y dirige los Servicios Centrales del Universiy College de Dublín. En esos equipos científicos, de referencia en Irlanda, se realizó la secuenciación genética del coronavirus en ese país. "Están reclutando investigadores por toda Irlanda para realizar el estudio genético del coronavirus", señala a FARO por vía telefónica desde Dublín, donde ayer celebraron San Patricio sin desfiles ni pubs, cerrados por el Gobierno del primer ministro Leo Varadkar.

- ¿Se acuerda del momento en el que supo del brote inicial del coronavirus de Wuhan, en China?

-Sí, absolutamente. Estaba en Medellín, en Colombia, impartiendo el primer curso de citometría en Latinoamérica, y uno de los ponentes era un eminente virólogo venezolano del Instituto Pasteur de París. Estábamos cenando y me dijo: "¡Uy, ya van diez casos de coronavirus en China, esto no pinta bien!".

- Vaya.

-Eso me dijo en enero. Yo le respondí: "Bueno, son pocos casos". Y él me contestó que eso era la punta del icerberg. Piensas que es solo una cosa de China, pero empiezas a ver la expansión hablando con esta gente y lo ves venir. Cuando te dicen que la cosa es dura siendo solo 10 casos... Vuelves hacia atrás en el tiempo y dices, ¡qué razón tenía este hombre!

- ¿En qué momento se convenció de que el coronavirus ya era imparable?

-Cuando vi que salió de China y llegó a Italia. En el momento en que lo vi en Italia pensé: "Uy, la situación se va a poner muy dura". Si fuera en otro país, bueno, pero somos latinos. Eso de la disciplina china no lo llevamos nada bien. En Europa la gente tiene como hábitos sociales los viajes de negocios, las estancias de Erasmus... Hay unas fronteras abiertas, no existe un control... No estoy criticando que no las haya, al revés, soy ciudadano del mundo más que otra cosa, y me parece genial que no haya fronteras en Europa, pero a la vez es lo que ha facilitado la expansión de este virus.

-¿Qué resultados arrojó el análisis del coronavirus en el laboratorio de Irlanda que dirige?

-Lo que se busca es comparar con los otros virus para ver si hay modificaciones, mutaciones y a qué velocidad se dan esos cambios. Para ello contactaron con Ken Wolfe, profesor de evolución genómica en el University College de Dublín y experto en genética. Se trata de averiguar si el virus es constante en todas las partes del mundo o si el que nos ha llegado a Irlanda necesita un tratamiento diferente.

-Medios españoles han publicado que el coronavirus que llegó a España es diferente al del brote inicial de Wuhan.

-Sí. Hay que considerar esa posibilidad para que la efectividad sea la más alta posible a la hora de hacer vacunas y distintos tipos de tratamientos contra este coronavirus. Puede ser que sea más resistente o más agresivo.

- ¿Lo más parecido genéticamente a este coronavirus SARS-CoV-2, el que causa el Covid-19, es el coronavirus SARS-CoV, el que provocó la epidemia de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) de 2002 en la provincia china de Cantón?

-Por lo que yo sé, sí. Aunque lo podría confirmar mejor ese científico del Instituto Pasteur de París que se encuentra ahora mismo en Camboya.

-¿Cuál ha sido la política de Irlanda respecto al coronavirus? En España preocupa la decisión del primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, de no ordenar medidas de aislamiento social. Los científicos de aquí dicen que es suicida. En cambio, el Gobierno irlandés ha cancelado la multitudinaria fiesta de San Patricio [ayer, 17 de marzo].

-Se veían de lejos las medidas que se iban a tomar por las noticias que recibíamos. Hemos visto que varios centros empezaban a aplicar medidas de restricción de acceso. Nos preguntaban cómo acceder a determinados equipos y tomamos medidas de precaución porque estábamos viendo la que se nos venía encima. Veíamos la evolución de Italia y, dos semanas detrás, España, lo que hizo China... Sabíamos que detrás iríamos nosotros. Se veía venir fácilmente lo que iba a ocurrir. Ahora mismo no estamos en el mismo estado que España, puedes salir de casa. De hecho acabo de ver pasar gente con banderitas de Irlanda que iba a algún desfile, seguro. Se habla de que después de San Patricio [a partir de hoy] tengamos el confinamiento total en viviendas.

-Claro.

-El conflicto está ahora en la política del Reino Unido y la frontera de la República de Irlanda con Irlanda del Norte, que llevan dos políticas diferentes frente al coronavirus. Una es más proteccionista y otra más, digamos, evolucionista: que se muera quien se tenga que morir.

-Tal vez es la frontera más sensible de Europa. Cerrar los pasos con el Ulster debe de ser doloroso para un irlandés, ¿no?

-Es doloroso y sigue dando miedo. Lo hemos visto en el Brexit, es la parte más sensible, significa volver hacia atrás en la historia, reabrir heridas. La gente aquí lleva muy mal tener que cerrar fronteras, y con este tema del virus la población está tensa. En este lado se están protegiendo y en el otro vienen con un contagio tremendo. Estamos hablando de que la granja de enfrente es Irlanda del Norte y la de al lado, Gran Bretaña. Ya por cuestiones históricas es una situación tensa.

-Es usted un científico muy bien conectado con colegas de todo el mundo ¿Le contaban científicos de China o de Italia lo que pasaba y le advertían que se llegaría a esta situación?

-Sí. Vas viendo venir toda la progresión... Tengo varios compañeros trabajando tanto en industria como en investigación. Teníamos pensado irnos a China justo ahora para ver el equipo de una compañía, y esta empresa canceló la reunión y la trasladó a EE UU. A continuación lo cancelaron por completo por el cierre de fronteras. Vas preguntando cuál es su sensación y ves que están preocupados. Ahora en China ya están más tranquilos. Muchos de los compañeros de la European Society for Clinical Cell Analysis (ESCCA) trabajan en hospitales y se encuentran en el norte de Italia. Además, su presidente trabaja en hospitales del norte y es uno de los expertos mundiales en sida. Se nota una gran diferencia en la evolución entre la detección, información y creación de fármacos entre el VIH [el virus del sida] y este coronavirus. Es una diferencia brutal en pocos años. La genética ha sido fundamental.

-Se habla también de los avances en "big data" para avanzar contra el coronavirus...

-Sí, claro. Es el tema de la medicina personalizada y las predicciones. El motivo principal para confinar a todo el mundo en sus casas ha sido un análisis de big data: si se encierra a todo el mundo no se colapsarán los hospitales y habrá mucho más tiempo para generar una vacuna. El big data ha jugado un papel fundamental a la hora de decidir qué políticas se siguen. Por otro lado, si el virus no es el mismo y evoluciona, se analizan las consecuencias de si es del tipo "A" o "B", cuáles son las características del virus mutado respecto al no mutado, los parámetros en los que fijarnos en el paciente, como la temperatura, la tos, dolores musculares... Toda esa información, cuando se combina, produce un resultado muy potente, porque permite un diagnóstico mucho más preciso y puedes tratar al paciente más eficaz y rápidamente y con unos costes mucho menores.