Los alcaldes y alcaldesas de las localidades fronterizas entre Galicia y Portugal están a la expectativa de nuevas medidas que puedan llegar desde el Gobierno para frenar la expansión del Covid-19. De momento, desde la provincia de Pontevedra únicamente se puede pasar por el puente internacional de Tui, y solo lo pueden hacer trabajadores y transportistas.

Sin ir más lejos, por el viaducto que une Salvaterra do Miño y Monçao ya no pasa nadie, cuando normalmente transitan más de 9.000 coches al día. "El cierre era obligatorio. No había mucho que discutir", cree Antonio Barbosa, presidente de la Cámara Municipal de Monçao. Eso sí, la clausura total de las fronteras la considera "imposible", debido a que "muchos profesionales españoles trabajan en el lado portugués, y viceversa". Además, en tema de repercusiones económicas, las consecuencias "son grandes". De hecho, "el 80% de los comercios" del lugar están "totalmente cerrados". Pero, "en este momento, la salud de la gente es lo primero".

Marta Valcárcel, gobernanta de Salvaterra, opina igual. Prefiere analizar los efectos mercantiles más adelante: "No es el momento de hablar de repercusiones. Ese prejuicio queda a un lado cuando se trata de salud pública". Al igual que su colega portugués, no espera "llegar a ese punto" de cierre fronterizo radical.

La visión de Sandra González, regidora de Tomiño, cuyo paso también ha sido clausurado, va en la misma línea: "Más que para valorar, estamos para acatar. Si nuestro puente sirve para intercambiar servicios y todo está cerrado, no tiene ningún objeto de ser cruzar a Portugal". Además, "si todos lo hacemos bien, la cosa no va a empeorar".