Francia celebró ayer la primera vuelta de unas elecciones municipales marcadas por la mayor abstención de la historia a causa del avance del coronavirus, que pone en jaque la celebración dentro de una semana del segundo asalto.

Apenas ocho horas después de que el Gobierno ordenara el cierre de todo establecimiento público "no indispensable", abrieron 70.000 mesas electorales para acoger a los más de 47 millones de censados, una paradoja que se tradujo en un desplome de la participación.

Menos de la mitad de los franceses (en torno al 45 % según las estimaciones) acudió a las urnas, lo que a ojos de los responsables políticos resta legitimidad al resultado, mientras la epidemia avanza a zancadas y registra ya 5.423 contagios, 400 de ellos graves, y 127 víctimas mortales.

Apenas cerradas las mesas, los responsables de todos los partidos pidieron al Gobierno que no se celebre la segunda ronda. Este nuevo discurso contrastó con el que los líderes de la oposición mantuvieron cuando algunos insinuaron que el presidente, Emmanuel Macron, cometería un "golpe de Estado institucional" si retrasaba el escrutinio.

Mientras crecen los temores a que el Gobierno ordene el confinamiento total de la población, la abstención récord registrada pone de manifiesto que los ciudadanos no tienen la mente puesta en las municipales, y los líderes políticos recogieron esa tendencia.

"La segunda vuelta no tendrá lugar", aseguró la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, cuyo partido salió bien parado de la extraña jornada electoral,y llamó a que se den por buenos los resultados en las ciudades donde algún candidato haya obtenido más de la mitad de los votos, varios de ellos de su partido, y que se repitan en los demás.

También el líder ecologista Yannick Jadot pidió un retraso del segundo asalto.

El partido conservador Los Republicanos, el más beligerante contra el retraso electoral, cambió de opinión. Su portavoz en el Senado, Bruno Retailleau, solicitó la anulación de la segunda vuelta.

Los socialistas emitieron también dudas sobre la segunda vuelta, a pesar de que Anne Hidalgo logró un 30% de los votos en París.