El presidente de la Xunta se mostró ayer, cuando las anunció, consciente de que las medidas podían resultar drásticas, agresivas y no exentas de sacrificio, por lo que apeló a la "convivencia, confianza y solidaridad" de la población para que comprenda las restricciones. Pero quizás lo más importante para frenar la propagación del virus es el componente personal de responsabilidad, que cada uno actúe en coherencia para no perjudicarse ni a sí mismo ni, sobre todo, a los demás.

Por ello, en su comparecencia tras el Consello -sin periodistas presenciales- recomendó un cierto "distanciamiento social", evitando las afluencias y el trasiego de personas, en línea con el consejo dado unas horas antes por el conselleiro de Sanidade la hablar de "aislamiento social".

De lo que se trata es de tener el mínimo contacto con las demás personas. "Que queden en sus casas y que si deben salir, que siempre sea en espacios abiertos y en espacios poco frecuentados y lo mínimo posible", declaró. "Quien tenga síntomas, que se quede en casa y quien no, también", añadió.

En este escenario, Feijóo tuvo palabras de reproche para aquellos ciudadanos procedentes de otras comunidades que vienen a Galicia "de vacaciones", para escapar de las restricciones de su tierra, y aprovechar "unos días en Galicia con sus bares y restaurantes abiertos". "Pues que sepan que aquí también tenemos las mismas restricciones", sentenció.

Y también apeló a los jóvenes para que sean solidarios y no se salten las recomendaciones, dado que si ellos resisten mejor la infección, sí actúan como vectores de transmisión para el resto de la población.

El presidente de la Xunta pidió a los gallegos "serenidad, firmeza y disciplina" para cumplir estas normas, consciente del sacrificio que deben asumir y que no es el mismo para todos.