Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Procuro ni ver las noticias sobre la epidemia"

La joven moañesa contagiada por coronavirus y aislada con otros dos familiares en una casa cuenta a FARO cómo es su día a día

Centro de salud de Moaña, municipio en el que residen los primeros infectados de la comarca. // FdV

Cinco días de aislamiento y empiezan a pesar. En una casa del municipio de Moaña permanecen aislados tres de los cuatro primeros casos de contagio por el nuevo coronavirus en el área sanitaria viguesa. Son una madre de 43 años, su hijo adolescente y otra familiar joven. "Es un poco agobiante estar todo el día en casa", cuenta esta última a través del teléfono.

No se han juntado para pasar la cuarentena. Ya vivían juntos antes. No estar solos, tener contacto físico con otras personas, "ayuda, pero no deja de ser aislamiento", indican. Residen en una casa de dos plantas, un espacio amplio para pasear y con bastantes ventanas para ver el exterior. Y aún así, en estas circunstancias, se les hace pequeña.

Ellos se encuentran perfectamente. Lo que más les preocupa es el estado del cuarto miembro de la familia. Lo que más les preocupa es el estado de la pareja de la madre, un varón de 43 años que permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Álvaro Cunqueiro. "Los médicos nos dicen que está estable", relata. No cuentan con mucha más información. No pueden hablar con él y están físicamente lejos. "No sabes y te angustias un poco más", señala la joven aislada.

Otra de las cosas que les causa desazón es no saber cuándo acabará la cuarentena. No saben si los catorce días han empezado a contar desde que dieron positivo o si lo hacen desde el último contacto con el paciente ingresado. En todo caso, aún les queda alrededor de una semana de reclusión.

Cada día reciben la llamada de una persona de la Consellería de Sanidade que les pregunta por su temperatura. Todos los aislados deben tomársela cada doce horas para conocer la progresión de la enfermedad Covid-19. Ellos se encuentran bien. Han sabido que son portadores del virus porque su familiar, el varón ingresado en el Cunqueiro, se puso enfermo. Si no, seguramente lo desconocerían. "¿Cuánta gente estará infectada y no lo sabe", reflexiona.

No pueden entrar en contacto con nadie. Ni protegidos con mascarillas ni nada. Sus familiares les suministran lo que necesitan. Se lo dejan a la puerta y, cuando se van, la abren y lo recogen. También han hecho alguna compra on line al supermercado y la entrega ha funcionado perfectamente con el mismo sistema. "Les hemos avisado de la situación y ya está", señala.

Se pasan el día hablando por teléfono. Cuelgan a uno y ya les está llamando otro. "El teléfono no para de sonar", enfatiza. Se sienten muy arropados por familiares, vecinos y el Concello de Moaña. De este último, en especial, de su alcaldesa, Leticia Santos Paz, que está en contacto continuo con ellos y con la Gerencia de la Estructura Organizativa de Xestión Integrada (EOXI) de Vigo. "Agradecemos mucho todas estas muestras de apoyo", subraya la joven. "Se prestan siempre a traernos cosas -abunda-, pero si nos arreglamos nosotros, mejor".

Una de las cosas que ella no lleva bien son las noticias. Está "pasando un poco" de ellas. "Me saltan continuamente en el móvil por Facebook, pero ya no las veo. Las dejo a un lado", explica. Está deseando que se acabe el aislamiento para recuperar su vida y poder reencontrarse con los familiares que tienen fuera. "Ojalá me den el alta cuanto antes".

La noticia de este primer foco de contagio de coronavirus en el área sanitaria de Vigo saltó el pasado miércoles, 4 de marzo. Se considera un caso importado por el viaje que el matrimonio realizó en fechas recientes al área de Carabanchel, en Madrid.

El hombre, propietario de una empresa de mudanzas, ya mostró síntomas el martes 25 de febrero, cuando acudió a su centro de salud con un cuadro similar al de un catarro. Su estado empeoró el viernes 28 y acudió al Servicio de Urgencias del Álvaro Cunqueiro también con dolor abdominal. Le hicieron estudios radiológicos y, al no encontrarle nada relevante, le dieron el alta.

Lejos de mejorar, seguía empeorando. Al día siguiente, con tos y fiebre, decidió regresar al complejo de Beade. Entonces, las placas ya revelaban una neumonía bilateral inicial y decidieron ingresarlo. Por aquel entonces, hace menos de dos semanas, Madrid aún no se consideraba una zona de riesgo y, por lo tanto, no reunía los criterios establecidos en el protocolo nacional para someterlo a las pruebas para detectar el coronavirus.

Ingresado en una habitación compartida de Medicina Interna, la neumonía fue avanzando y se iban descartando todas las posibles causas. Entonces, de acuerdo a los protocolos, se le hizo la prueba y dio positivo en el laboratorio de Microbiología del Meixoeiro y lo aislaron. Hoy se le habría hecho la prueba al verle una neumonía en urgencias, para poder evitar los contactos que se produjeron en el hospital. A pesar de ello, por el momento, profesionales y otros pacientes con los que estuvo en contacto o dieron positivo o no presentan síntomas.

Su mujer, de 47 años, fue la siguiente en dar positivo y ser aislada. Siguió su hijo y esta otra familiar. Al no presentar síntomas o solo tenerlos leves, los enviaron a los tres a su domicilio el sábado 7, cuando empezó su aislamiento.

Compartir el artículo

stats