Adela Muñoz Páez conocía ayer que la Junta de Andalucía había otorgado el premio Meridiana del Instituto de la Mujer a "Científicas", una obra de teatro didáctico que representa junto con otras cuatro profesoras de la Universidad de Sevilla, y que tiene como finalidad acercar la ciencia a los niños. En esta pieza, la catedrática de Química Inorgánica interpreta precisamente a Marie Curie. "Con ella queremos transmitir que la ciencia es fascinante y que la sociedad depende de los descubrimientos científicos", detalló.

La conferenciante también hizo referencia al escándalo Langevin, que supuso un nuevo obstáculo a su carrera científica, de la que la mantuvo alejada al menos un año. El revuelo fue tal que ni siquiera la concesión del segundo premio Nobel acalló la campaña de desprestigio contra ella. Marie Curie llevaba cuatro años viuda cuando conoció a Paul Langevin, que había sido el discípulo más brillante de su marido. La pareja había hecho planes de vida en común, pero él estaba casado y su esposa juró vengarse. Consiguió las cartas de amor que la pareja intercambió y se las proporcionó a un tabloide sensacionalista, que las publicó. La Academia Sueca llegó a invitarla a no recoger el Nobel, cosa que, finalmente, no hizo. "Fue una mujer libre de relacionarse con quien ella considerara, un planteamiento que podemos tener hoy. Pero ella vivió en el siglo XX", dijo.

Durante la I Guerra Mundial volvió a abandonar sus investigaciones para dirigir el Servicio de Radiología del ejército francés. Fue la responsable de construir y estar a frente de unidades radiológicas fijas y móviles, y ella misma se convirtió en radióloga. Después, visitaría España en tres ocasiones, la primera en 1919, "visitas que se ha pasado inadvertidas", dijo Muñoz Páez.