No tenía vocación marinera pero no entró en Económicas y decidió aprovechar el curso. La náutica la enganchó, tanto que se quedó y la hizo su profesión. La coruñesa Sonia Cabado es la primera mujer que obtuvo la máxima titulación académica y profesional en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas de A Coruña. Sacó la licenciatura en el año 2007, por el camino renunció a ser capitán y apostó por ser jefa de máquinas.

Durante 13 años fue la encargada de las entrañas de grandes petroleros que viajaban a Libia o Nigeria. "Los barcos estaban preparados para acoger mujeres, pero no las viejas glorias. A los compañeros les costó un poco", reconoce. Ahora trabaja en una empresa que lleva el mantenimiento de las patrulleras de la Guardia Civil, lo que le permite compaginar su amor a los barcos con la familia, pues es madre de tres niños pequeños.

"Mis años de navegación fueron duros, no eran de vacaciones en el mar. Claro que he sufrido eso de ser mujer. No es que te lo digan, pero te lo hacen saber. Eso de tener una mujer en la máquina... Que la niña no haga esto, que no coja peso... ¡Claro que no tenemos la misma fuerza que un hombre, pero a veces más vale maña que fuerza!", apostilla. Recuerda que su primer viaje de prácticas fue en un congelador que iba a Seychelles, por lo que era la envidia de sus compañeros: "Estuve un mes, me bajé en Barcelona por el ambiente. Nadie me dirigía la palabra". También vio cómo compañeros suyos de carrera con menos experiencia subían en el escalafón y promocionaron a oficiales antes que ella. Cabado sostiene que "siempre viajé en petroleros porque es lo que más me gustaba, son tripulaciones pequeñas. Vas como en familia. La ruta era más tranquila y a nivel profesional teníamos equipos que otros no tenían" .

De cara a la igualdad sostiene que queda mucho por hacer. "Ser la primera está bien, pero lo importante es que deje de haber primeras. Cuando algo es noticia es porque no es habitual, de ahí lo importante de dejar de serlo algún día. Además hay ciertos puestos que se nos resisten, los puestos importantes de gestión y dirección. Las mujeres ascendemos pero llega un momento en que la figura última es raro que sea otra mujer. Y no creo que sea porque no estamos preparadas.