Entre las primeras palabras que Frank Sheeran escuchó de Jimmy Hoffa está: "Oí que pintabas casas". La pintura es la sangre que supuestamente se derrama cuando le disparas a alguien. De la que hablaba el presidente del todopoderoso sindicato de camioneros solo era pintura en un sentido figurado. Lo sabemos por las confesiones de Sheeran y aplicando cierta lógica de los hechos; el secreto se lo llevó Hoffa antes a la tumba cuando desapareció en 1975 sin dejar rastro.

En "El irlandés", la extraordinaria película de Scorsese, ha quedado para la posteridad el penúltimo suspiro de los wiseguys, que contradice otras versiones sobre la mafia de aquellos años y que cuestionan las teorías esgrimidas por Charles Brandt en "I Heard You Paint Houses", el libro en que se basó el filme y que en España se tituló, sin más, "Jimmy Hoffa Caso Cerrado". Hay quienes dicen que Sheeran magnificó su papel para obtener algunos ingresos extra para sus herederos; otros, sin embargo, creen que lo que cuenta resulta lo suficientemente creíble y merece formar parte de la historia real. Pero es probable que los perfiles bajos, tanto de Sheeran ( Robert de Niro), un veterano de la Segunda Guerra Mundial, que trabajaba como camionero en la década de los sesenta y se dedicaba a sisar pollos, y de Russell Bufalino ( Joe Pesci), discreto miembro del crimen organizado en Filadelfia, medren exageradamente al lado de la gigantesca figura de Hoffa ( Al Pacino). Los mafiosos de Pensilvania, algo alejados del mundo glamuroso de Nueva York, se reunían en un local llamado Friendly Lounge que adquirió categoría de escuela para jóvenes "aprendices de sabios". Su propietario era precisamente Skinny Razor ( Bobby Cannavale), y uno de los clientes más habituales, Angelo Bruno ( Harvey Keitel), jefe de una de las familias del estado y un tipo tranquilo hasta el punto de ser conocido como Don Apacible.

Pero el episodio de la película de Scorsese que mayor controversia ha originado es el del asesinato de Joe Crazy Gallo, el criminal sospechoso de dirigir la ejecución de Joseph Colombo, padrino de una de las familias de Nueva York. Gallo no se esforzaba en volar por debajo de radar, era impopular entre sus compañeros por llamar demasiado la atención, perseguir publicidad, asociarse con criminales afroamericanos y alternar con celebridades. Sirvió de inspiración para el personaje Kid Sally, interpretado por Jerry Orbach, en la película "La banda que disparaba torcido" (1971), basada en la novela de Jimmy Breslin, y acabó haciéndose amigo del actor que encarnaba su personaje. El mismo Bob Dylan le dedicó una canción muy romántica en 1976, titulada "Joey".

Sheeran confesó que había sido el único ejecutor de Gallo cuando la mayoría de las versiones, incluidas las de la su viuda, que fue testigo, sostienen que a Joe el loco le dispararon tres más en el asesinato cometido en Umberto's Clam House, en Little Italy, en las primeras horas de la madrugada del 7 de abril de 1972, una de las ejecuciones más famosas de la mafia de Nueva York. El "New York Times" informó entonces que un hombre llamado Joseph Luparelli le dijo al FBI que él y otros cuatro habían cometido el asesinato por orden del sucesor de Colombo. Todo ello contribuye a dotar de contenido a esa gran aportación italoamericana a la cultura popular del siglo XX que es el crimen organizado.