Más de 200 capas amarillas ondeaban a ritmo de We are the champions en el patio del Colegio de Educación Infantil y Primaria Plurilingüe Labaca. Entre gritos de ánimo de las familias, aplausos y flashes, los alumnos de todo el centro desfilaron vestidos con el traje de un superhéroe coruñés muy especial: Tiago Rodríguez.

Él es uno de los alumnos de quinto de Primaria, pero este año no podrá disfrazarse junto a sus compañeros en la semana de Carnaval, ya que desde el pasado mes de septiembre se encuentra ingresado en el Hospital Clínico Universitario de Santiago luchando contra una complicada enfermedad. "Tiago se marchó a principios de curso. Le diagnosticaron una enfermedad con difícil solución y, desde entonces, ha quedado un pequeño hueco en la clase. Por eso hemos querido dedicarle a él este desfile", declara la jefa de estudios del centro y profesora de quinto, Rosa Velasco.

El acto inauguró el llamado Entroido Olímpico del colegio, que este año está inspirado en las Olimpiadas de Tokio, y lo hizo con la mejor de las intenciones. Se da la casualidad de que Tiago es un gran deportista y le encantan todos los deportes, especialmente el fútbol. Se está perdiendo todo esto, al igual que otras tantas cosas. Ojalá que nuestros gritos de apoyo le lleguen hasta ese hospital, cuenta la jefa de estudios.

Niños y profesores desfilaron y bailaron con todo el amor y la ilusión del mundo luciendo trajes de superhéroes de color amarillo y negro, los favoritos del pequeño, y confeccionados por ellos mismos. Pero esto tan solo ha sido una de las muchas muestras de cariño que sus compañeros le han enviado a Tiago. "A lo largo de este tiempo le hemos hecho llegar varios mensajes de apoyo que le recuerden que, pese a estar en el hospital, su sitio está aquí, con nosotros", dice el director, Andrés Soto, que afirmó que no pueden estar "más orgullosos de tener un héroe en el cole".

Tiago pudo volver a ver a todos sus amigos a través de las fotos y vídeos que tomaron sus padres y abuelos, que asistieron al multitudinario acto junto a los demás familiares del alumnado. "Ha venido muchísima gente, no nos lo esperábamos", dice Velasco. Como colofón, los niños encendieron una antorcha olímpica que, según destaca Soto, "era verdadera", ya que fue prestada por el padre de un alumno que compitió en las Olimpiadas de Barcelona en el año 1992.