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West Side Story, el musical

Javier Ariano: "Nos sentimos atletas de la interpretación"

"En el musical no solo se canta y se baila; también se cuenta una historia y te hace reflexionar"

Silvia Álvarez y Javier Ariano, en el teatro Tívoli de Barcelona. // A. de Santos

"West Side Story" es el primer musical para Javier Ariano (Murcia, 1993), graduado en interpretación musical en la ESAD de Murcia. Antes estuvo trabajando durante tres años en La Joven (antes la Joven Compañía), una compañía que intenta acercar los clásicos al público más joven, y en la zarzuela "La revoltosa". En "West Side Story", interpreta a Tony, el protagonista, un joven idealista que sueña con salir de Manhattan y que se ha desligado de su vieja banda, los Jets, porque no cree que la violencia solucione los problemas. Sin embargo, el odio visceral entre bandas volverá a interferir en su vida cuando se enamore de María, la hermana pequeña del líder de los Sharks.

--¿Cómo se afronta un musical que es considerado como uno de los mejores de la historia y que inmortalizó el cine?

-Creo que la mayoría, se dedique o no a la interpretación o lo ha visto o conoce al menos la música o la historia porque no deja de ser ese "Romero y Julieta". Nosotros lo hemos abordado teniendo muy en cuenta lo que era la historia, lo que les pasa a estos personajes, personajes muy jóvenes, que están viviendo una historia un poco alocada en ese momento en Nueva York. Yo lo he abordado con mucho respeto y con mucho vértigo porque la música que escribió Bernstein es muy virtuosa y tiene unas coreografías para las que hay ser muy buen bailarín, pero sobre todo, dándole ese punto de amor que hay en esta historia y las barreras a las que se tienen que enfrentar.

-¿Cómo es Tony?

-Tony es un personaje muy onírico, muy ansioso, y con muchas ganas de salir de donde está y de luchar por algo nuevo que viene, por ese "Something´s coming" que canta al principio. El está soñando que algo viene y lo va a perseguir hasta el final cueste lo que cueste. y creo que esta es la parte más parecida que tengo con él: ese mundo fantasioso y en la convicción de que hay que luchar por lo que deseas. Pero también hay muchas cosas que nos separan. Él es muy líder abiertamente y yo no sé si lo soy tanto.

-¿La historia de María y Tony podría darse hoy?

-Sí, y de hecho se da. Mientras preparamos la función hicimos un workshop de dos semanas en Madrid y justo en ese momento se dio una lucha de bandas latinas porque una chica de una de ellas se había enamorado de un chico de la otra. Lo que buscan estos personajes es luchar contra el racismo y el machismo, y por el amor y por la búsqueda de la identidad en personajes como Pauline, que se considera un chico aunque nació chica. Creo que está en la esencia del ser humano luchar por lo que supone que ha conseguido. Es como que no quiero que otro venga de fuera y me lo quite. Y ahí estamos nosotros, intentando que la gente vea el reflejo de la sociedad, la de 1957 y la de ahora.

-¿Qué es lo más complicado de actuar en un musical?

-Requiere una gran responsabilidad. Nosotros nos sentimos un poco atletas de la interpretación porque hay que estar en todas las disciplinas al cien por cien. Tenemos que cuidarnos mucho, Yo nunca me había imaginado que se necesitaran diez horas de sueño para que la voz se recupere y el cuerpo esté perfecto para la siguiente función.

-El musical ha irrumpido con fuerza en España. ¿A qué se debe su creciente popularidad?

-Yo creo que cada vez están llegando historias de mayor calidad y, aunque mucha gente tiene la idea de que un musical es una obra donde solo ves piernas para arriba y piernas para abajo, cuando de repente ve "West Side Story" se da cuenta de que es un espectáculo donde se canta y se baila, pero que también te cuenta una historia que te hace reflexionar, y esto es lo que se está ganando al público.

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