El silencio que guardan en prisión los tres tripulantes del primer narcosubmarino apresado tras cruzar el Atlántico hasta Galicia y ser hundido en Hío con tres toneladas de cocaína el pasado mes de noviembre, no impide que las fuerzas antidroga vayan avanzando en la investigación. Así, se cree que el artefacto, construido en Surinam de 20 metros de largo y apenas uno y medio de ancho, zarpó por el río desde el extremo sur de Colombia y recorrió 3.000 kilómetros antes de salir al Atlántico y navegar otros 6.000 hasta llegar a Galicia. Un viaje de más de veinte días para el que llevaban como avituallamiento galletas, refrescos, agua, barritas de chocolate, pan de molde y algo de fiambre al vacío, y tres tanques con 20.000 litros de combustible para no tener que repostar.

Lo peor de la travesías, y lo que convirtió en un infierno la navegación para los tres tripulantes, fue la mezcla del olor a combustible y los químicos de la coca que hacían el aire del artefacto irrespirable. Apenas tenían sitio para moverse -ninguno de ellos podía ponerse en pie- e hicieron la travesía sobre un colchón de 3 toneladas de cocaína. Dos camastros les permitían tumbarse por turnos sobre los fardos. Como tuvieron buen tiempo hasta prácticamente llegar a España, salían al exterior del semisumergible, donde también realizaban sus necesidades.

El 17 de noviembre Portugal alertó de la presencia del artefacto en Sagres, pero tras siete días de seguimiento se les escapó a Galicia. Los problemas mecánicos y el hecho de que no enviaran a ningún barco en su ayuda -alertados ya también los narcos del seguimiento policial-, los tres tripulantes optaron por hundirlo en Aldán y salvarse a nado.

El piloto, el vigués Agustín Álvarez Martínez, de 29 años, que llegó a ser campeón de España de boxeo amateur, conocía bien la zona y pidió ayuda a Enrique Serantes, un gallego afincado en Baleares, que le envió a su sobrino Iago Serantes y a un amigo para recogerle. Durante cinco días se ocultó en una casa en O Morrazo, hasta que fue detenido, todavía vestido con el neopreno. Días antes ya habían caído los dos ecuatorianos.

Aunque carecía de antecedentes, los investigadores sospechan que no es el primer contacto del exboxeador con el tráfico de drogas, pues ni los cárteles colombianos aliados con grupos gallegos para esta operación, se sospecha del Burro y El Pastelero, no habrían dejado en manos de un principiante un alijo tan grande. También se investiga si el semisumergible realizó alguna entrega previa de droga, pues tenía capacidad para 5.000 kilos y a bordo solo había 3.000.