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Maestro de misioneros

Felipe García relata en Vigo sus 28 años como misionero en África

Felipe García Prieto, en la sede de Manos Unidas. // Ricardo Grobas

Toda su vida la ha dedicado a la enseñanza. Primero en Cataluña, después en África, donde trabajó desde 1984 hasta 2012, y ahora de nuevo en España, en esta ocasión formando a misioneros. El misionero laico de los Hermanos de la Salle y de la ONG Proyde Felipe García Prieto (Robledo de la Valduerna, León, 1955) está este fin de semana en Vigo para apoyar el lanzamiento de la campaña anual de Manos Unidas, que tiene como lema "Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú", con la que la ONG católica advierte de que el cambio climático tiene consecuencias devastadoras en las comunidades más empobrecidas y demanda una "justicia climática efectiva" que permita apoyar y acompañar a los más afectados para que puedan enfrentarse a la crisis medioambiental.

El administrador de la Escuela de Formación Misionera compartió su experiencia en África con los alumnos de bachillerato del colegio Mariano y de FP del Centro de las Hijas de la Inmaculada, y hoy lo hará con las asociaciones y movimientos diocesanos. El misionero, que se jubila este mismo año, nunca ha olvidado África. Es más, reconoce que le costó más volver a adaptarse a España que lo que tardó en acostumbrarse al continente negro. "Volví con la ilusión de volver a dar clases aquí y al cabo del poco tiempo me sentí fracasado. Había cambiado todo tanto que supe que me rompería si seguía", comentó. Por eso, cuando le surgió la oportunidad de formar a misioneros no lo dudó ni un segundo. "Es importante que el misionero esté formado en un amplio abanico de cuestiones para que sepa leer la actualidad de forma crítica y, sobre todo, que vaya con la mente abierta porque va a trabajar con distintas sensibilidades", explica el formador de misioneros, quien asegura que cada vez hay más jóvenes con inquietudes sociales interesados en hacer cooperación internacional.

Este año se jubila y ya ha solicitado regresar al continente negro, donde esperar estar como muy tarde en 2021. "Volví después de 28 años por motivos de salud y porque mi madre estaba enferma. Pero ahora ya me encuentro bien y quiero regresar. Solo estoy pendiente de mi reemplazo", explica.

Como preparación, el pasado año hizo el Camino de Santiago, lo que le sirvió para reafirmar que gozaba de la fuerza suficiente para regresar al continente africano. No lo hará, sin embargo, a Togo, país donde ha vivido la mayor parte de esos 28 años dedicados a las misiones, sino a Sudán del Sur. "Creo que el trabajo que teníamos que hacer en Togo ya lo hemos hecho: hemos formado a la gente del país y ahora son ellos quienes tienen que continuarlo, a su manera, por lo que nuestra presencia puede entorpecer más que ayudar", explica el misionero, para quien precisamente la continuidad en el tiempo de los proyectos es de Manos Unidas es uno de sus mayores efectivos,

En Sudán del Sur, uno de los países más jóvenes de África, trabajará en un proyecto internacional e intercongregacional, que depende directamente del Vaticano. Para García Prieto, las misiones participadas por distintas congregaciones son el futuro de la cooperación internacional, ya que optimiza recursos económicos y humanos.

El misionero leonés ha visto crecer Togo con él. Desde su llegada en 1984, ha sido testigo de cómo ha mejorado la alimentación, el sistema de cultivo, el transporte y vacunación, entre otros aspectos. "Cuando llegué, las mujeres iban en hilera de un pueblo a otro a vender o a comprar, con la palangana en la cabeza. Hoy esto se ve cada vez menos y cada vez es más frecuente verlas en bici o en moto, algo impensable antes", explica.

Pero el cambio para él más importante es el que se ha dado en materia de educación. "Cuando yo llegué, los niños apenas iban a la escuela, y mucho menos las niñas, pero a partir de 1989 los padres empezaron a ver la necesidad de llevarlos al colegio y comenzaron a crear escuelas de iniciativa local. Esto es importantísimo porque lo que puede cambiar África es dar acceso a la educación a todo el mundo", asegura.

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