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El padre del 'héroe del monopatín': "Importa lo que se hizo, no lo rápido que llega la muerte"

Echeverría: "Mi hijo no era un superhombre, pero demostró que con tesón se puede hacer el bien"

El periodista José Luis Barreiro y el padre de Ignacio, Joaquín Echeverría, en el Club FARO. // J. Lores

El destino convirtió al ingeniero de Minas Joaquín Echeverría en el padre del "héroe del monopatín", Ignacio Echeverría, que murió asesinado en el Puente de Londres en junio de 2017 en un atentado yihadista en el que se movilizó contra los terroristas. Aquel valiente gesto que dio la vuelta al mundo y del que van a cumplirse tres años fue objeto de una conmovedora charla-coloquio en el Club FARO en el que su padre acercó al público cómo era realmente Ignacio, el tercero de cinco hijos nacido en Galicia (en Ferrol, en 1978) en la época en la que él trabajaba en la central de As Pontes; formado en derecho financiero y experto en blanqueo de capitales, empleado en la city londinense en uno de los mayores bancos del mundo, HSBC.

A pesar de las evidentes cicatrices de una pérdida de tal magnitud, Joaquín Echeverría hizo gala de entereza al dirigirse al público: "La muerte no era lo peor que le podía pasar", relata sobre las primeras noticias sobre su desaparición que se extendió días, "lo importante no es lo rápido que llega la muerte, sino lo que se hizo durante ese trayecto y supimos que había muerto bien y haciendo algo bueno".

La declaración impactó en el auditorio, que empatizó desde el primer momento con el cabeza visible de una familia que destila valores y humanismo. Se negaron a personarse en la causa durante el juicio celebrado en el Reino Unido, cerrando así la posibilidad del cobro de indemnizaciones. "Nos sentimos representamos por la Fiscalía británica", argumentó Echeverría. Y tampoco aceptaron los fondos procedentes de campañas particulares, que donaron a organizaciones benéficas. "Considero que no necesitábamos ese dinero", añadió. Por contra, la única familia británica afectada trató de evidenciar fallos en los servicios ingleses de prevención y obtener alguna asistencia.

"No queríamos que se recordara a un Ignacio que no existió; era una persona normal, con unas ganas tremendas de hacer las cosas bien, con tesón pero sin aptitudes extraordinarias", destacó su padre durante una hora de conversación y reflexiones con el periodista José Luis Barreiro, coordinador de la ONG Entreculturas en Galicia y Asturias. "Para mí, los terroristas son inexistentes, las víctimas son ellos, porque mueren haciendo el mal", llegó a asegurar. En el relato del libro, en el que ordena recuerdos, desde la angustia de la familia los primeros días, a los testimonios de sus amigos y colegas del banco, el apoyo y preocupación de los medios de comunicación -de hecho, el periodista Pedro Piqueras firma el prólogo de su libro "Así era mi hijo Ignacio, el héroe del monopatín" (JdeJ Editores)- recoge también los gestos de la sociedad española. Varias veces irrumpieron los aplausos y otras, la emoción del padre, que contagió a toda la sala. "El libro no ha sido una terapia; solo ha querido contar como era mi hijo, para que la gente sepa que lo único que hace falta para hacer las cosas bien, es proponérselo", añadió.

La actuación de Ignacio Echeverría antes de morir, haciéndoles frente a los terroristas con su monopatín como única arma, le ha valido innumerables condecoraciones de instituciones británicas y españolas e incluso de la dotación de salas y premios a su nombre en la entidad bancaria en la que trabajaba y en el madrileño municipio de Las Rozas. Entre los episodios de homenaje que se recrean en el libro, que incluyen entrevistas con la Casa Real española, una carta del expresidente británico, Tony Blair o una condecoración de la reina de Inglaterra, Isabel II, la "George Medall", a título póstumo. "Allí pudimos ver al policía al que asistió Ignacio y que sobrevivió", explicó el padre. Y ahí radica, quizás, uno de los episodios más controvertidos de la charla. Uno de los policías británicos que lucharon junto al español, huyó de la escena en la que se mantuvo Echeverría, que finalmente moriría acuchillado. "En Londres existen tres policías metropolitanas", explicó Joaquín, "es la primera vez que se unían para dar una distinción, que concedieron a Ignacio". "Dos condecoraciones de las Policías británicas que otorgaron a Ignacio no tienen precedente", aseguró orgulloso.

Otro de los episodios más dolorosos fue tener que visionar las imágenes de cámaras de establecimientos, que mostraban la llegada del grupo de Ignacio en bicicletas y la reyerta entre los policías y los yihadistas. La policía británica buscó a la familia en España para buscar su participación en el juicio y les mostró las pruebas. Tras valorar lo "arropados" que se sintieron por el personal de la embajada española y el cuerpo diplomático en Londres, la familia accedió a hacer una carta de recomendaciones para las víctimas, que entregó al gobierno británico.

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