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Gustavo Entrala - Experto en tendencias e innovación

"Veo complicado el futuro de Facebook"

"No hay hueco para cuatro o cinco plataformas digitales. Habrá fusiones"

Entrala (segundo por la izquierda), con Benedicto XVI en 2011. // Efe

Si el primer cliente de la empresa que montas es nada menos que Nicole Kidman -para la película "Los otros"-, ya puede decirse que estás "bendecido"; pero si encima el Vaticano responde a tu ofrecimiento para poner al Papa en Twitter, ya has tocado el Cielo. Eso le ocurrió a Gustavo Entrala, que trabajó con Benedicto XVI y Francisco entre 2010 y 2016. Granadino de nacimiento, católico de credo y periodista de formación (Universidad de Navarra, 1993), completó su formación en Silicon Valley y le confesó a Jordi Évole en "Salvados" cómo estuvo enganchado a las pantallas. El miércoles, dentro de la plataforma educativa Empantallados, hablará en el Centro Social Afundación de Vigo de cómo crear una "cultura digital familiar". El acto está organizado por el colegio Las Acacias-Montecastelo.

- Siguiendo con la religión católica, hay quien ha asociado las redes sociales a los pecados capitales: Twitter a la ira, Instagram a la gula, Tinder a la lujuria... Algo negativo.

-Yo no lo veo así. Lo que sí creo es que todo lo que consumimos en exceso es malo, como la comida, el deporte o las horas de sueño. Lo difícil del manejo de la tecnología es que es instantáneo: lo que quieres lo tienes inmediatamente, y lo llevas siempre en el bolsillo. La tecnología ha eclipsado muchos aspectos de la vida. Existe un conflicto real entre Netflix y YouTube con el sueño. Es muy fácil consumir vídeo por teléfono por la noche, y como las series están diseñadas para engancharte, millones de personas no pueden dejarlo. Lo he vivido en mis carnes. Por otro lado, puedes perder la visión de la realidad: cuentas muchas cosas de tuvida y recibes mucho feedback positivo, y puede ocurrir que eso te enganche. Ahora nos damos cuenta de que la difusión masiva de estas tecnologías, siendo en sí positiva, tiene un lado negativo.

- En ese lado negativo está la pérdida de la capacidad de concentración, de atención y hasta de comprensión lectora. Si ocurre con los padres, no digamos con los niños...

-El consenso general en occidente respecto a la entrega del primer móvil está entre los 13 y los 14 años, y esa edad está disminuyendo. El smartphone eclipsa muchas otras actividades. Si un chico o chica se acostumbra a ver vídeos en YouTube, es muy difícil que ese hábito le facilite la lectura. Si quieres que tu hijo tenga un buen estado físico y mental le limitas algunos alimentos. Con la tecnología pasa lo mismo. Si nosotros tenemos progremos en la graduación del uso, imagínate una persona de 13 años. Se puede volver loco, y de hecho les pasa. Entre los 12 y los 16 años vemos que la infancia se está acortando en el tiempo. Los niños se hacen adultos muy pronto para algunas cosas y acaban abducidos en muchos casos.

- -¿Los controles parentales son más una forma de tranquilizar a los padres que un método efectivo?

-Es posible. Las compañías de internet están siendo mucho más cuidadosas con la protección de la infancia. YouTube ha sacado fuera los contenidos para niños y los ha derivado a la aplicación YouTube Kids, que no permite la publicidad. Es una protección tanto del tipo del tipo de contenido como de la presión comercial. Y cada vez más padres se están haciendo duchos en el uso de esos controles. Pero los controles son como una tirita: el niño aprenderá a saltárselos. El mejor control parental es la educación y la conversación con los hijos. Dices: "Es que me preocupa que vean no sé qué...". ¡Es que lo van a acabar viendo! Me refiero, por ejemplo, a temas de sexualidad o de consumo de alcohol. Es mejor que lo hable contigo antes de verlo.

--Parece tecnológicamente posible restringir el acceso de menores a esas webs para adultos (pornografía, apuestas, alcohol...) con la huella dactilar o el reconocimiento facial.

-Desde luego. Hay soluciones de diseño que quizá acaben siendo más eficaces, pero insisto en que acaban encontrando el sitio por el que meterse para acceder a estos contenidos más peligrosos. Mi experiencia es que todo lo que se ha hecho desde que empezó internet para controlar el uso por parte de menores ha fracasado. Aunque Instagram diga que tienes que tener 16 años para entrar, acceden a través de otras personas. Lo importante es un plan familiar del uso de la tecnología en el que los padres definan qué tipo de cosas y a qué edades quieren que consuman sus hijos. Ellos van muy por delante. Y la tecnología tiene muchos aspectos positivos: se puede descubrir el talento de un hijo en la música, en el cine, en la creación literaria... Hay niños que leen mucho en un Kindle o en un iPad. Pero hay que ver qué habitos de uso te ayudan a crecer y cuáles te aíslan. Antes nos castigaban sin salir de casa, y ahora el castigo es salir... [risas]

- Ni que lo diga.

-Les dices que hay que ir al parque y no quieren, porque están jugando en casa... La educación es un arte, y la tecnología nos da otro lienzo con el que plasmar esa educación.

- Vivimos en una sociedad líquida, todo se mueve, todo fluye y es resbaladizo. ¿Este es el fin del principio de la revolución digital, el panorama tecnológico está asentado?

-Comparémoslo con la automoción: llegó un momento en el que los coches tenían cuatro ruedas, un volante, un acelerador, un freno, embrague y marchas. Luego el sector automovilístico se desarrolló una bestialidad. En el ciclo tecnológico actual, la base -esas cuatro ruedas, volante, etc- ya está consolidada, y es el smartphone. Lo que va a venir ahora son aplicaciones de esa idea, que seguirá cambiando nuestra vida a gran velocidad. Va a cambiar nuestra manera de aprender, la sanidad... todo. Pero la infraestructura ya está. No espero que la realidad virtual sea lo nuevo, ni la realidad aumentada. Son derivaciones de lo que ya existe, siempre dependen del teléfono móvil.

- ¿Y en cuanto a redes sociales?

-En redes sociales sí creo que puede haber más movimiento, porque son generacionales. Una persona que esté en Instagram tendrá a sus hermanos pequeños probablemente en TikTok. No sabemos qué va a pasar con ese trasvase de usuarios de unas redes a otras en función de la edad. Pero ahora le preguntas a cualquier adolescente y te dice que Facebook es de viejos, lo ven prácticamente como una red de ancianos. Veo complicado el futuro de Facebook, porque no le van a dejar comprar más redes sociales y puede que Instagram se quede viejo. Pero el modelo de Google, Apple, Amazon y Microsoft está muy consolidado y no creo que haya grandes cambios.

[ En este momento de la entrevista se cuela repentinamente la voz femenina del asistente de Google de Gustavo Entrala, que espeta: "Perdona, eso no lo sé"].

Lo siento. Siempre que digo la palabra "Google" salta [risas].

- ¡Qué impertinente!

-Sí, muy impertinente [risas].

- Pues tápele los micrófonos, porque quizá vuelva a mencionar a Google [risas]. Tras el bum de Netflix no dejan de surgir más y más plataformas de contenidos digitales: Apple+ DAZN, Amazon, Disney+, Peacock... Recuerda a la proliferación de portales en los tiempos de Terra [finales de los 90]... ¿Es tan grande el pastel para que esté tan dividido? ¿No tiene que haber fusiones?

-Quien tiene contratada una operadora telefónica en casa también suele tener contratado un paquete de televisión, y entre unas cosas y otras invierte entre 50 y 150 euros al mes. Quien tenga Movistar+ u Orange Televisión, ¿qué dinero le queda para más televisión? ¿Van a cortar con el cable y se van a pasar al streaming, con una coleccion de suscripciones individuales? Ese es el gran debate que hay de fondo. Vamos a tardar o 10 o 20 años en saber qué pasa con eso. Lo que no puede ser es que una persona gaste 200 euros mensuales en televisión. Cuando haya varios servicios de deportes en streaming, muchos consumidores dejarán Movistar+ y contratarán DAZN o LaLiga para elegir el equipo que quieren ver y gastar menos.

- Lógico.

-No hay hueco para cuatro o cinco plataformas de streaming, eso es imposible. Va a haber fusiones y algunas se van a morir. Habrá una primera fase de experimentación con mucha inversión y se van a matar unos a otros.

- También estamos viendo surgir diversas plataformas de verificación o "fact checking", como Newtral, Maldito Bulo, Bendita y otros. Pero siempre surge la pregunta de quién está detrás, quién verifica al verificador y cómo se decide qué noticias se verifican y cuáles no...

-La verdad está en crisis. En 2016 explotaron las fake news y la verdad de la posverdad. Es un problema muy serio a nivel global. Estamos viendo la repercusión que tiene que los políticos puedan decir cosas sin que eso esté respaldado por los hechos, que las compañías puedan mentirte sin que importe que eso sea verdad, y que la gente se sienta confundida. Es muy peligroso y está suscitando la aparición de los populismos. Cuando la gente cree que nada es verdad se apunta al que grita más. Puede que los medios de comunicación tengan servicios de verificación de datos en no mucho tiempo. Si funcionan, habrá que ver quién los patrocina, qué consejos de administración los manejan... No estoy seguro de que esa vaya a ser la solución. Si adoptas un punto de vista cínico, al final siempre te vas a preguntar siempre quién está detrás. El problema es mucho más profundo que los sistemas de verificación de datos.

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