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Pablo Milanés: "Rosalía es un fenómeno de marketing cuyo resultado es extraordinario"

"La música popular en habla hispana sufre una decadencia poética, de ritmos, melodías... Un desastre"

Pablo Milanés, en una reciente actuación. // Irma Collín

Es uno de los grandes de la música popular. El cantautor cubano Pablo Milanés (Bayamo, 1943) es el creador de unas cuantas canciones que pertenecen a la memoria sentimental de millones de personas. Buen conversador, está de gira por España.

-Vuelve a subir al escenario con la gira "Esencia", con la que lleva desde mediados del año pasado. ¿Qué repertorio incluye ahí?

-Efectivamente, comenzó el año pasado y contiene canciones mías de distintas épocas; temas que constituyen, creo yo, la esencia -de ahí el título- de mi trabajo. Incluyo canciones que no han trascendido y otras conocidas; la idea es hacer un recorrido por mi obra.

-Según mis cuentas, lleva más de medio siglo en los escenarios. Una carrera de fondo así está al alcance de muy pocos artistas.

-Realmente, sí. Ha sido una carrera muy física, muy natural y naturalista a la vez. El instrumento es la voz, no un violín o un piano, y la voz hay que cuidarla porque es muy sensible. Hace un momento estaba perfecto y nada más empezar a hablar es como si me hubiera acatarrado. Fíjese los cuidados que debemos tener con la voz. Es tremendo mantener esa disciplina para conservar la voz de una manera que se pueda identificar con la que tenía hace treinta o cuarenta años.

-De acuerdo, pero lo difícil al mismo tiempo es componer un puñado de canciones que sucesivas generaciones hacen suyas.

-Esa es la suerte: poder hacer canciones que el público haga suyas y en las que, aun permaneciendo el contexto histórico, el resultado sea atemporal. Es una suerte, sí, que temas que se cantaban hace cincuenta años sigan hoy ahí, como "Yolanda", "Para vivir", y también, incluso, canciones de contenido social como "La vida no vale nada", "Yo pisaré las calles nuevamente"... Sirvieron, pero siguen teniendo su valor para el público.

-Bueno, son canciones que para muchas personas tienen el significado casi de himnos.

-Exactamente, por suerte.

-Se lo digo porque la llamada "Nueva Trova Cubana" dejó muchas canciones excelentes, junto con una forma de entender lo que es una canción y, también, la música. ¿Qué queda hoy de aquel movimiento?

-Le voy a decir: la "Nueva Trova Cubana" es un nombre que se le pone a las canciones que hacíamos a finales de los años sesenta. En Cuba, ha habido siempre movimientos que transformaban la canción. Cada uno tenía su nombre. Por ejemplo, el movimiento anterior era lo que se llamaba el "feeling", el estilo que revolucionó la música de los años veinte, es decir, la canción tradicional cubana. Es un tipo de canción que ha venido desarrollándose desde el siglo XIX y que, de alguna manera, se ha cerrado. Toda una tradición. Y por eso la canción cubana era tan fuerte y ha tenido una preponderancia universal, no solo en mi país.

-A propósito de esto que explica, resulta extraordinario comprobar cómo gran parte de la música que ha marcado el siglo XX y lo que llevamos del XXI ha tenido su nacimiento en dos islas, en Cuba e Irlanda.

-Ah, Irlanda. Sí, es la cuna de la música occidental, diría yo. Y Cuba es el resultado de la mezcla de varios países europeos y africanos. Junto con Estados Unidos, en Cuba se produjo una mezcla de razas y culturas que ha marcado la música.

-Lo curioso es que esas proyecciones musicales hayan surgido del laboratorio creativo de dos islas...

-A veces es difícil calcular la fuerza que tiene todo eso. Pero es cierto que esas dos islas han tenido una gran fuerza en la producción de música universal.

-Y para usted, ¿qué supuso recibir el "Grammy" a la excelencia en el año 2015? Es un galardón que jalona la vida de un artista.

-Pues se lo digo: yo no soy muy amigo de premios, huyo de los reconocimientos. No quiero parecer desagradecido, porque, al fin y al cabo, es un reconocimiento. Lo que ocurre que yo he visto muchas veces que en los premios hay algo injusto por la mucha gente que se los merece y no se los dan. Y al revés, hay muchos que tienen esos premios y no los merecen. En la cultura, en la poesía, en la narrativa, en la pintura, en la escultura... hay reconocimientos que no son válidos y otros que no se han dado. Así, que no tengo un respeto grande por todo eso. Y, por tanto, no me entusiasma cuando me los dan.

-Por cierto, ¿cómo ve la música latina en estos momentos, con fenómenos como el que encarna Rosalía?

-Sí, la conozco, pero no creo que sea un fenómeno; más bien creo que es un fenómeno de marketing que está dando un resultado extraordinario.

-¿Se aporta algo distinto?

-En absoluto. La música popular en habla hispana sufre una decadencia, tanto en la poética, como en los ritmos, la música, la melodía, las armonías... Lo que está pasando es un desastre. Las transnacionales han enlazado lo que es marketing con personalidades que no lo merecen; son una fábrica de inventar personalidades que no lo son.

-Por lo que sé, usted está preparando dos álbumes: uno de clásicos del jazz, en inglés, y otro de temas propios de salsa.

-Estoy en eso. El de jazz ha salido en Cuba, pero no fuera. Y el de salsa, está en preparación; creo que terminaremos a finales de este mes. He tenido el honor de que participen ahí personalidades, así que va a ser sorpresivo cómo gente que incluso no domina la salsa se ha incorporado a este disco. Creo que se publicarán el próximo año en España.

-Ha muerto Fidel Castro, Raúl se hace a un lado, pero Cuba sigue sin grandes cambios. ¿Cómo ve la situación de su país?

-Creí que no íbamos a hablar de política, pero solo una respuesta: Cuba sigue igual, y con eso lo resumo todo.

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