Un equipo de investigadores gallegos, liderado por el doctor en Biología Francisco Campos, probará la eficacia de un nuevo tratamiento frente al ictus que, por su bajo riesgo de toxicidad, podría ser aplicado de forma ambulatoria ante los primeros síntomas, lo que reduciría las graves lesiones que se producen tras sufrir un accidente cerebrovascular. Los investigadores, del Laboratorio de Neurociencias Clínicas (LINC) del Instituto de Investigación de Santiago (IDIS), acaban de recibir un millón de euros del Instituto de Salud Carlos III y de la Unión Europea a través de los fondos FEDER para probar la eficacia en humanos de este fármaco, que en modelos de animales ha demostrado reducir las lesiones neuronales.

En las primeras horas tras sufrir un ictus, en el tejido cerebral afectado se produce una liberación descontrolada de glutamato, una molécula que está en el cerebro y que es necesaria para que las neuronas conecten entre ellas, pero que en exceso causa la muerte neuronal y provoca graves secuelas neuronales y físicas al paciente si no es tratado a tiempo.

"En el caso del ictus, cada minuto cuenta. Lo que intentamos con este fármaco es poder actuar de forma inmediata ante la sospecha de un ictus, incluso antes de que llegue al hospital porque las lesiones avanzan a gran velocidad y muchas veces, cuando el paciente llega al centro hospitalario, ya es demasiado tarde", explica el biólogo redondelano.

Este nuevo fármaco actúa degradando el glutamato, protegiendo a las neuronas y evitando su muerte y, por tanto, reduciendo las lesiones. "La gran ventaja de este compuesto es que se trata de una enzima, concretamente de una transaminasa, que tenemos en la sangre, por lo que su riesgo de toxicidad es muy limitado. Lo que hacemos nosotros es coger esa enzima y producirla exógenamente en un proceso bastante complejo", añade Campos.

Este limitado efecto tóxico es el que hace que este fármaco pueda ser administrado ante los primeros síntomas de un ictus, ya que no tendría efectos adversos en el paciente. "A día de hoy, el tratamiento está limitado únicamente a la terapia recanalizadora, es decir, abrir la arteria obstruida, un procedimiento que no se puede aplicar ni en el 15-20 por ciento de los pacientes en el mejor de los casos. Este fármaco se podría usar de forma generalizada en situaciones de sospecha de ictus", matiza. La idea es que pueda ser un fármaco que no esté limitado a un grupo concreto de pacientes, sino que pueda ser aplicado a cualquiera que presente síntomas de ictus, una enfermedad que golpea a 7.000 personas cada año, solo en Galicia.

El estudio, que tendrá una duración de cuatro años, se realizará en colaboración con el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, con el que el equipo del LINC lleva tiempo trabajando en el desarrollo de este nuevo tratamiento. Los investigadores comenzarán el año próximo con los estudios de seguridad y toxicidad de la molécula y en 2021, una vez verificadas qué dosis son seguras, comenzarían los estudios en humanos para en 2022 pasar a las pruebas con pacientes.

El LINC lleva ocho años trabajando en esta línea de investigación y cuenta con un amplio análisis en el laboratorio, donde han demostrado la eficacia terapéutica de este nuevo tratamiento en fases experimentales. "En modelos animales con isquemia hemos visto que las lesiones son menores en los animales tratados con este fármaco que en los que no lo fueron", comenta el coordinador del estudio.