La moda y el amor han tejido los hilos invisibles del destino de la diseñadora australiana Stephanie Fernández-Nadinic, que se enamoró de un vigués en Florencia -donde había sido admitida en una de las más prestigiosas facultades de diseño de moda del mundo con solo 19 años y donde, años más tarde, creó su propia firma de camisetas de diseño, que vendería en una pequeña pero bien ubicada tienda florentina- y tuvo un flechazo con Vigo "a los 5 minutos de visitarlo por primera vez".
La oriunda de Melbourne, actualmente casada con aquel gallego, Jacobo Fernández Soage, reconoce la profunda huella que le ha dejado Galicia y ha bautizado con un nombre tan gallego como "Onte" su marca de moda para mujer, inspirada en ese lejano pero cercano territorio para la joven. "Quizás todo el mundo tiene la idea de que Australia es un sitio lleno de playa, sol y surf, pero Melbourne nada tiene que ver con ese estereotipo. Galicia me recordó mucho a mi tierra, el olor a gum tree (eucalipto) los inviernos fríos y húmedos, el granito, el agua fría... Me sentía como en casa", reconoce. Elegir una palabra gallega para su último proyecto es algo que Stephanie tenía clarísimo. "Representa 'meu onte', mi ayer, mi experiencia adquirida. Mi presente y mi futuro, así que tenía que llamarse 'Onte'", destaca tras valorar posibilidades fonéticamente más complicadas para los anglófonos.
Curiosamente, tras haberse casado en Galicia y después de casi 11 años viviendo lejos de su casa, Stephanie reconoce que "aprendió" aquí lo que era "la morriña". "Decidimos (o más bien rogué a mi marido) volver a casa", reconoce. "La comida gallega es de la mejor del mundo, me encanta la arquitectura, las vistas a la ría, las fragas, los días largos de verano, la playa, los amigos, la fiesta... Vigo cumple todos los requisitos necesarios para ser una ciudad perfecta para vivir, no me faltaba nada excepto mi familia, a la que tanto echaba de menos...".
Y ha sido ahora, de nuevo desde las antípodas, cuando ha decidido echar la vista a las raíces de esta tierra como base de inspiración. "Tras dos años trabajando para una firma australiana como head designer, me sentía vacía. La línea que esta firma seguía difería mucho de la mía y no me estaba realizando como diseñadora, por lo que con ayuda de mi marido decidí dejar mi empleo y empezar esta nueva aventura juntos donde, al fin, puedo ser fiel a mi estética de diseño", avanza.
¿En qué consiste su propuesta?
Se trata de una cálida y personal colección de punto, más concretamente un tipo de punto denominado 'crepe knit' -un tejido que, según la diseñadora, "realza el cuerpo de la mujer y se adapta a una amplia variedad de formas"-. Así que la idea principal de la marca se basa en "ofrecer un producto atemporal, no basado en modas ni tendencias, sino en prendas que sirven de fondo de armario para cualquier tipo de mujer". Y ahí está otra de las similitudes: "Galicia es tierra de punto y bordado, siempre me he fijado en otras marcas y diseñadores gallegos", reconoce la australiana, que estos días visita Vigo. "Nos dirigimos a una mujer joven pero madura. Una mujer que busca sentirse guapa y elegante, que huye de las tendencias, que busca calidad y diferenciarse del resto", defiende la creativa, que ya cuenta con tienda online y showroom en Melbourne.
Previamente, su carrera profesional había pasado por grandes firmas italianas y por Londres, donde trabajó para la superestrella internacional Halston, con Marios Schwab, además de haber tenido "un pequeño affaire" con el grupo Inditex en el tiempo que pasó en Galicia.
Pero el influjo no se queda ahí: "Nuestra próxima colección (invierno austral) tendrá una paleta de colores muy gallega, patrones marinos y célticos un poco inspirados en la casa Sargadelos que tanto me apasiona", avanza.
