"Están subestimando la fuerza de los jóvenes enfadados". Greta Thunberg está frustrada por la lentitud de las medidas contra la crisis climática y no está dispuesta, advirtió este martes, a bajar la presión sobre los líderes mundiales para "luchar por el futuro".

La adolescente sueca, convertida en un símbolo mundial de la lucha contra la emergencia climática, llegó a Lisboa tras una dura travesía de 21 días que comenzó en Estados Unidos y que la trajo de vuelta a Europa para participar en la Cumbre Climática que se celebra en Madrid.

"Ningún país del mundo está haciendo lo suficiente", denunció Thunberg, que nada más bajar de La Vagabonde, el catamarán ecológico en el que cruzó el Atlántico, pronunció un breve mensaje y respondió a preguntas de la prensa en el muelle de Santo Amaro, al pie del puente 25 de Abril lisboeta.

Greta Thunberg llega a Lisboa. REUTERS

Los jóvenes "estamos enfadados y frustrados y es por una buena razón. Dejen de darnos motivos para enfadarnos", reclamó la joven, de 16 años, que confió en que "los líderes mundiales" reunidos en la capital española "perciban finalmente la urgencia".

"Mucha gente dice que no importa y que no va a pasar nada, pero empezamos a ver los resultados", agregó. "Tenemos que pensar a largo plazo, no podemos pensar solo en hoy, hay que pensar en el futuro".

"No dejen de luchar por su futuro", insistió, porque "estamos en emergencia climática, precisamos de un punto de vista global, trabajar en conjunto".

La "maravillosa" experiencia que ha vivido Thunberg durante 21 días de travesía atlántica, la ha mantenido "aislada" y le ha permitido tener tiempo para reflexionar. Pero ahora necesita descansar.

"Voy a quedarme en Lisboa algunos días, he estado aislada y tengo que descansar, organizarme para saber que está pasando y preparar lo que necesito para ir a Madrid", explicó, aunque no desveló más detalles, ni sobre las fechas de su posible viaje ni sobre el medio de transporte que elegirá para su desplazamiento.

Hasta ahora, medios lusos daban por seguro que, acompañada de su padre, viajaría esta misma noche a Madrid en tren, porque rechazó -supuestamente por falta de tiempo- una invitación del Parlamento luso. Pero la agenda de Thunberg no ha sido desvelada.

En su mensaje, se ha limitado a aclarar que participará el viernes en la marcha contra el cambio climático en la capital española y que pretende pasar la Navidad en Madrid.

Tampoco ha adelantado cuál será su programa durante su estancia en Lisboa, aunque medios locales dan por seguro que se instalará en un hotel para descansar. Lo único que ha dejado claro es que piensa seguir adelante con su lucha.

"Voy a continuar viajando por ahí, para propagar el mensaje, para que este mensaje se convierta en prioritario".

En Lisboa, su presencia ha acaparado la atención de los medios, nacionales y extranjeros, y ha movilizado al alcalde, el socialista Fernando Medina, que acudió a recibirla al muelle -y se topó con las críticas de jóvenes activistas por el proyecto del nuevo aeropuerto lisboeta- y a una delegación de parlamentarios de distintos partidos.

El gran ausente ha sido el político más popular de Portugal. Su presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, quien ya había advertido que no acudiría al muelle para evitar la politización del acto.

"Una cosa es que el presidente de Portugal esté feliz con una causa que es la causa de Portugal... Otra cosa es dar la sensación de que quiero sacar provecho político", dijo hoy mismo.

En los medios portugueses, Greta ha sido el tema del día. Con percepciones muy distintas, desde los que celebraban su paso por Lisboa a los que cuestionaban su excesivo protagonismo.

"El ideal que Greta traslada es legítimo, pero convertirla en una especie de mesías del combate contra el cambio climático es injusto para ella misma. Ni Greta Thunberg puede personificar la lucha en defensa del medio ambiente, ni esta debe agotarse en una adolescente sueca", apuntaba el editorial del Jornal de Negocios