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El culto a la imagen

La 'dictadura' de la belleza en la era de las redes sociales

La "perfección" impuesta por los cánones va difuminándose poco a poco para hacer visibles todos los tipos de cuerpos

El uso de filtros es casi un 'must' hoy en día. Shutterstock

Si escribimos la palabra 'belleza' en Google, de entre las primeras cien fotos que aparecen, 98 son de mujeres, 97 de ellas jóvenes y 96 blancas. Por ello son muchas las voces que alzan la voz contra la dictadura de la belleza y su canon hegemónico. Las medidas del 90-60-90 que vemos en las pasarelas han sido socialmente asumidas sociedad como el estándar de la "perfección" y todo lo que se sale unos centímetros ya es considerado imperfecto. Sin embargo, los tiempos están cambiando y cada vez vemos más variedad de cuerpos en la moda y en la publicidad.

Victoria's Secret ha dejado de retransmitir por televisión su famoso desfile debido a la caída en sus datos de audiencia, de los 9,7 millones de espectadores de 2013 pasó a 3,3 en 2018. La popular firma de lencería, criticada por no ampliar su espectro de tallas en plena fiebre de empoderamiento de todos los tipos de cuerpos, ha decidido fichar para su última campaña a la modelo 'curvy' Ali Tate Cutler, visibilizando por fin la talla 44, la más frecuente entre las mujeres en Estados Unidos.

"Existe un hartazgo de Photoshop como lógica cultural, como represión de la imaginación y de la representación de la variedad de los cuerpos"

Además, en la época del Photoshop y de los filtros de Instagram, la belleza está totalmente distorsionada. "Existe un hartazgo de Photoshop, no como software empleado con intención fotográfica, sino como lógica cultural, como represión de la imaginación y de la representación de la variedad de los cuerpos, pero incluso del mundo, porque ya parece que hasta todos los cielos tienen que ser iguales. Cielos y cuerpos ecualizados por igual", critica Andrés Neuman, autor de 'Anatomía sensible', un libro escrito "contra esa especie de alienación" y en cuyas páginas todos los cuerpos son bienvenidos.

"Haz que los elementos no deseados desaparezcan con un solo trazo". Es una de las frases extraídas del manual del famoso programa de retoque fotográfico. "Es una cita atroz que, sacada de contexto, ¡parece nazi!", exclama. Por ello, el escritor de origen argentino alerta de los problemas de 'photoshopearlo' todo. "No solamente excluimos al 99% de los cuerpos reales, que son invisibilizados por el discurso público y también por nosotros mismos, que nos automutilamos al retratarnos, sino que, además, eso genera problemas artísticos, porque nuestra imaginación va siendo arrinconada y nos volvemos incapaces de representar de forma bella cuerpos que no cumplan el canon", advierte. Y no contentos con filtrarlo y maquillarlo todo, "utilizamos filtros y maquillaje más sutil y encima presumimos de naturalidad con la hipocresía de abanderar el movimiento no makeup y sin filtros", añade.

Una de las claves está en contravenir esa "estrechez de miras, de fijarnos siempre en los mismos lugares del cuerpo" para poner atención en "lugares del cuerpo que no suelen recibir atención erótica, ni tampoco prestigio anatómico, como el codo, el talón o la sien", enumera Neuman, quien defiende que todas y cada una de las partes del cuerpo son "igual de fascinantes y merecedoras de poesía".

Personalmente, Neuman asegura que le fascinan "muchos detalles corporales" y se ha ido enamorando de la imperfección, "esté donde esté", por lo que no podría elegir una parte del cuerpo porque "eso supondría jerarquizarlo". Además, cuestiona nuestro gusto propio por estar "orientado, forzado y persuadido culturalmente". "Cuando nacemos, nuestro gusto está completamente desprejuiciado. "No distinguimos nuestro cuerpo del de nuestra madre, no tenemos pudor ni pensamos que el genital sea un tabú. Lo natural en todo caso es eso, lo que va ocurriendo es que después somos educados y, sobre todo, maleducados", critica.

'Desphotoshopear' la relación con nuestro cuerpo

En opinión de este escritor, es necesario denunciar la lógica de la pasarela y advertir a los adolescentes de que pueden caer en trastornos alimenticios, pero sobre todo, hay que trabajar colectivamente para "generar modelos alternativos" a los que se puedan acoger los cuerpos normales, construyendo nuevos discursos artísticos "al servicio de la mayoría de cuerpos". "No basta con decir que está mal la talla 34. Necesitamos un repertorio estético, artístico, poético y audiovisual para celebrar la belleza de la talla 42 y que de este modo el concepto 'belleza' pueda cambiar", indica.

"Cada cicatriz y cada arruga cuenta una historia y 'photoshopear' eso es perder la memoria histórica del cuerpo"

De hecho, el retrato de la belleza ha cambiado a lo largo de la historia. "Los desnudos de Rubens, la maja desnuda, las divas del cine en blanco y negro eran el canon en su época y los galanes tenían un montón de pelo en el pecho", señala, haciendo hincapié en que el cuerpo también tiene su "memoria histórica". En su opinión, "el cuerpo no se marchita, sino que es una página en blanco que va escribiéndose con el paso del tiempo. Cada cicatriz y cada arruga cuenta una historia y 'photoshopear' eso es perder la memoria histórica del cuerpo. Ahora que se habla de la memoria histórica olvidamos que empieza por el cuerpo", subraya. Por tanto, "cada vez que alguien trata de parecer o le hacen parecer veinte años más joven está incurriendo se están omitiendo veinte años de memoria narrativa", alerta.

Así, Neuman nos invita a 'desphotoshopear' la relación con nuestro cuerpo porque "cada vez que nos hacemos un retoque digital, en realidad renunciamos a mirarnos. Es síntoma de la incapacidad de fijar la vista en ciertos lugares o aceptar y celebrar ciertas partes de nuestro cuerpo. No creo que miremos demasiado nuestras estrías, cicatrices o michelines. No lo parece, a juzgar por Instagram. De hecho, es curioso, porque nos miramos vía software. Estamos todo el tiempo espiando, juzgando y valorando el cuerpo ajeno en las redes sociales. Nunca hemos visto tantos cuerpos por semana y al mismo tiempo nunca hemos estado tan miopes a la hora de entender la complejidad del cuerpo. Necesitamos mirarnos de otra manera", concluye.

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