El Papa Francisco ha abogado por la toma de "decisiones valientes e importantes" sobre "futuras fuentes de energía" durante su reunión se reunió con las víctimas del terremoto, el tsunami y el accidente nuclear de Fukushima del 11 de marzo de 2011. Tras realizar rezar por los 18.000 fallecidos y los desaparecidos, el Pontífice pidió no olvidar a las 50.000 personas que aún no tienen un hogar real, así como repensar el uso de la energía nuclear, eligiendo "un estilo de vida humilde y austero".

El Pontífice se hizo eco durante su discurso de "la preocupación por el uso continuo de la energía nuclear" en este país de continuos terremotos y recordó "la petición de la abolición de las centrales nucleares por parte de los obispos japoneses".

Después del terremoto de Fukoshima, hubo un apagón total de las centrales nucleares japonesas, pero poco a poco se han ido reactivando y actualmente funcionan nueve redactores en cinco centrales.