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Marta Pita Vidal - Física

"Es excitante trabajar en computación cuántica por el gran impacto que tendrá"

Desarrolla su doctorado en el centro QuTech, asociado a la Universidad de Delft y uno de los mejores del mundo en este campo pionero

Marta Pita, en un laboratorio de QuTech, con el refrigerador de dilución que utiliza para medir los dispositivos cuánticos que desarrolla.

La cuna de la tradicional cerámica azul holandesa, cuyas piezas son apreciadas en todo el mundo desde el siglo XVI, alberga desde 2014 uno de los principales centros internacionales de investigación cuántica. Los investigadores del QuTech, asociado a la Universidad de Delft, trabajan en sus laboratorios y también codo con codo con los gigantes tecnológicos para desarrollar el ordenador cuántico del futuro, que permitirá acelerar los cálculos y realizar otros hasta hoy imposibles.

Y en esta "emocionante" carrera planetaria de científicos y empresas participa una entusiasta Marta Pita (Ferrol, 1994): "Es excitante trabajar en computación cuántica por el gran impacto que va a tener en la sociedad y la economía. Podría solucionar muchos problemas actuales mejorando los fármacos o las ciencias ambientales en relación al cambio climático".

Antes de llegar a Holanda en 2017, estudió Matemáticas e Ingeniería Física en la Politécnica de Cataluña. Durante el último año, realizó una estancia en el MIT, en el grupo del científico valenciano Pablo Jarillo, al que Obama entregó el premio más prestigioso de EE UU para jóvenes científicos por sus estudios sobre grafeno. Y después logró una beca Barrié para realizar un máster en Física Aplicada, en el área de computación cuántica, en la Universidad Tecnológica (TU) de Delft.

Se incorporó al grupo de Leo Kuwenhoven, que en 2012 logró un hito científico al medir por primera vez las partículas de Majorana y que a principios de este año abría un laboratorio mixto con Microsoft para aplicarlas al desarrollo de qubits, los componentes básicos de los ordenadores cuánticos.

El año pasado, Marta obtuvo el Premio Hendrik Casimir por sus resultados de investigación durante el máster y la semana pasada recibió su diploma como una de las finalistas de los Best Graduate 2019 de la TU Delft. "Estoy muy agradecida y contenta porque suponen un reconocimiento a una labor de todo el equipo y a las horas que te pasas en el laboratorio, incluidas noches y fines de semana. Pero al día siguiente hay que seguir trabajando", admite entre risas la joven, que ahora realiza su doctorado en el mismo grupo.

"La computación cuántica es muy reciente y todavía queda mucha investigación básica que hacer, pero lo interesante de QuTech es que se trabaja con una mentalidad muy aplicada para llegar a resultados que repercutan en la sociedad", destaca Marta, que también colabora con los expertos de Microsoft.

La empresa y su grupo apuestan por los qubits topológicos mientras que Google, que se ha decantado por los superconductores, anunciaba hace un mes que su ordenador cuántico ya había superado la capacidad de la computadora clásica más potente. "Todavía no hay un claro ganador. Los materiales topológicos son más sensibles y los procesos de nanofabricación resultan mucho más complejos, por lo que van un paso por detrás. Pero los estudios teóricos apuntan a que también serán más resistentes a la pérdida de información", explica la joven, cuyo trabajo se centra en el desarrollo de dispositivos híbridos que integran materiales topológicos y circuitos superconductores.

Parte de su familia es ferrolana, pero Marta se crió en Santiago y durante su etapa de instituto ganó varias olimpiadas de Física y Química que despertaron su interés por muchos aspectos de la ciencia que no formaban parte de los temarios.

Tomó la decisión de ser investigadora "con pasión", aunque "no es un camino fácil" y lamenta las dificultades de quienes desarrollan su carrera en España. Como ejemplo cita los martes negros de los investigadores de la USC: "Tengo allí algunos excompañeros de instituto con muchísimo potencial y hay cosas que se podrían mejorar. Aquí los estudiantes de doctorado somos empleados con un sueldo y cotizamos a la Seguridad Social. En España la situación es más inestable."

"El nivel de la formación es comparable", añade, "pero hay una diferencia clara de enfoque con los países de investigación puntera como Holanda y EE UU, donde se protege y se apoya la excelencia y se busca atraer a científicos de prestigio internacional. Mi experiencia en España solo incluye el Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona, pero en general la financiación es menor salvo excepciones como el programa Icrea de Cataluña".

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