Las islas constituyen ecosistemas "altamente frágiles y vulnerables" frente a las especies invasoras. Y conocer cómo éstas se relacionan entre ellas y con las nativas es clave para erradicarlas o, al menos, controlar sus poblaciones. El investigador Lucas Lamelas (Ourense, 1990) estudia estas interacciones y su impacto en los mamíferos, sobre todo, en las aves marinas, dentro del Grupo de Biodiversidad de Azores, asociado al Centro de Ecología, Evolución y Cambio Ambiental con sede en Lisboa.

Llegó al archipiélago en 2013 para cursar el último año de Ciencias Ambientales y ya se quedó para realizar un máster en Gestión y Conservación con una beca Barrié. Actualmente desarrolla su doctorado con otra ayuda de la Fundación para la Ciencia y Tecnología de Portugal centrado en la ecología y los efectos de invasores introducidos accidentalmente como los roedores o de forma deliberada, en el caso de los conejos, para usos cinegéticos. "El impacto sobre las poblaciones nativas, cuya presencia en Azores es anterior a la del hombre, casi siempre es negativo. Ya ha ocurrido que un solo gato acabe con una colonia de 100 o 200 parejas de charrán" apunta.

Las principales aves endémicas de su estudio son precisamente el charrán común y el rosado, y la pardela cenicienta. Realizan grandes migraciones atlánticas y las Azores, a igual que ocurre con las Cíes, son un punto clave de paso en medio del océano y también de cría. De hecho, un declive de la población de pardela en el archipiélago luso, con más de 100.000 parejas, "sería perjudicial para su conservación en toda Europa".

Durante los últimos dos años, Lucas ha estudiado los nidos para determinar qué depredadores son más peligrosos y también sus patrones de distribución: "Los gatos y las ratas son las mayores amenazas para la biodiversidad nativa en casi todas las islas del planeta. Están muy asociados a las poblaciones humanas y zonas agrícolas, se reproducen mucho y son generalistas a la hora de alimentarse. Tienen todo el potencial para descontrolarse".

Cualquier decisión de conservación, subraya, debe estar basada en "estudios profundos" como los suyos. "La eliminación de los roedores puede ocasionar que los gatos depreden más aves porque escasea una fuente de alimento. Y al revés, las ratas pueden crecer en mayor medida en ausencia de felinos y suponer un mayor impacto para las aves. Por eso la esterilización de los gatos puede ser mejor opción de control que el sacrificio", comenta.

"Cuantos más recursos se destinan, más estudios se realizan y más eficientes son las medidas que se toman. Nueva Zelanda, por ejemplo, es un país que invierte mucho en gestión de especies invasoras. Pero también pueden funcionar acciones como que los ganaderos retiren del campo el alimento que no comen las vacas para que los roedores no accedan a él. No creo que haya una gran diferencia en cuanto a recursos en España y Portugal, pero sí es cierto que en Azores se hace mucha divulgación y hay una gran concienciación social", apunta.

Lucas, que utiliza cámaras de fototrampeo no invasivas, también colabora con instituciones gubernamentales en la conservación de aves marinas y el análisis del impacto de animales en los viñedos: "Son cultivos tradicionales, parecidos a los de Canarias, y siempre se creyó que la paloma torcaz de Azores, que es endémica, causaba muchos daños. Por eso se concedían permisos para eliminarlas. Pero los estudios demostraron que el impacto no era tan grande y el Gobierno adoptó medidas en consecuencia".

Le separan 1.600 kilómetros del continente europeo pero no siente el síndrome de la isla. Es más, en 2018 realizó una estancia de investigación de varios meses en Reunión y también ha trabajado en Canarias durante estos años. "Azores tiene las desventajas de las sociedades más tradicionales, pero la gente es tranquila y es un buen lugar para vivir. Además a mí me gusta el senderismo y el montañismo, aunque ya prácticamente conozco las nueve islas", bromea.

El ourensano vive en Angra do Heroísmo, la capital de Terceira, que es la segunda isla más populosa, con 55.000 habitantes, y antaño refugio de los galeones españoles que llegaban de América. "Les gusta recordar que nos echaron de la isla", reconoce entre risas", "pero gallegos y portugueses tenemos una idiosincrasia parecida y el idioma ayuda mucho".

Respecto a su futuro, no descarta continuar como investigador postdoctoral en Madeira o Cabo Verde, pero tampoco el sector privado e incluso el emprendimiento. "Siempre he querido hacer muchas cosas. Antes de estudiar la carrera en la UVigo hice un ciclo de FP y trabajé como peón forestal. También fui educador ambiental en Amigos da Terra y después fundamos una asociación en el campus. Me gustaría crear una empresa relacionada con la conservación y la divulgación. Sin un cambio de mentalidad en la gente no hay un futuro esperanzador. Tenemos que ser menos consumistas y las escuelas deben educar a los niños en estos valores".