"Todo aquellos que amamos y perdemos acaba, tarde o temprano, convertido en alegría". Con esta frase comienza "Alegría", la obra finalista del Premio Planeta, en la que Manuel Vilas explora la familia a través de la necesidad inaplazable del protagonista, también escritor, de encontrar la alegría. Este inicio fue muy meditado porque tenía que servir de aviso, dijo, de lo que el lector iba a encontrarse en sus páginas.

"Alegría" forma un díptico con "Ordesa", la anterior novela del escritor aragonés, en la que hablaba de la pérdida de sus padres. "Es la lucha de un narrador por buscar la alegría en todos los actos que vive porque se ha dado cuenta de que uno de los sentimientos fundamentales de la vida es la alegría, que le parece superior al de la felicidad", explicó.

El antagonista del protagonnista de esta novela llena de personajes con nombres de músicos es Arnold Schönberg, que simboliza la depresión. "Es un mal que ha existido siempre, aunque con otro nombre. Antes se le llamaba melancolía, y es abatimiento, tristeza y sensación de soledad y de dolor. Y el protagonista lucha contra este antagonista invocando las armas que cree que puede derrotarlo", dijo.

Y estas armas no son otras que las del amor, hasta tal punto de que el único éxito que reconoce el narrador es que lo quieran las personas a las que ama, que, en su caso, son sus hijos. "La familia no es un tema accidental, sino nuclear, donde tarde o temprano acabamos todos. Es un lugar donde los afectos son reales, donde nuestras relaciones no son mercantiles. Todo ser humano tiene derecho a sentir alguna vez el amor incondicional y yo este lo he visto en el que tiene un padre o una madre por su hijo", afirmó Vilas.