Alejandro del Campo (Ciudad Real, 1966) es un abogado mallorquín especializado en asesoría fiscal y ha conseguido llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE, por la exigente normativa reguladora de bienes en el extranjero que implantó Cristóbal Montoro, "el palo y la zanahoria de la amnistía fiscal".

- Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿A Hacienda la engañamos todos?"

-Cada vez menos, porque Hacienda sabe más de nuestro dinero que nosotros mismos. Los bancos han de chivar cualquier caso.

- Usted es enemigo a la vez de la Hacienda estatal y de la autonómica.

-No soy su enemigo, pero aplico la frase de Colbert. El ministro de Hacienda de Luis XIV decía que recaudar impuestos consiste en "desplumar al ganso de modo que se puedan arrancar el máximo número de plumas con el mínimo ruido posible". Yo hago ruido, porque quiero que las administraciones desplumen a mis clientes lo menos posible.

- Y encima Bruselas le da la razón.

-El subidón es grande, porque he dado a mis clientes un asesoramiento más psicológico que tributario. Acuciados por la "declaración informativa" de Montoro para personas con bienes de más de 50.000 euros en el extranjero, algunos me hablaban de suicidio, uno murió de un infarto por la inspección, estaban con ansiolíticos o pedían sustituir la cantidad exorbitante por una pena de cárcel.

- Si usted consigue que algunos paguen menos, otros tienen que pagar más.

-Jamás lo pienso. Como Belén Esteban, por mi contribuyente, mato. Quiero que le carguen lo justo, no voy más allá. Y el que no se quiera pagar un asesor, que se atenga a las consecuencias.

- ¿A partir de qué cantidad se necesita un asesor fiscal?

-Hacienda olvida que el dinero negro casi ha desaparecido, y piensa que hay mucho tonto vendiendo barato y mucho listo comprando gangas. Por ejemplo, a una venta de 200.000 euros le asignan un valor real de 250.000 euros, que puede suponer 3.000 euros para el vendedor. Mucha gente paga y se conforma, yo les ofrezco luchar. Al diez por ciento no es rentable, sino una cuestión de principios.

- No distingue usted a Montero de Montoro.

-He denunciado a Montero por mantener la normativa de Montoro, que es inconstitucional.

- Pero usted oscila un poco más hacia la derecha.

-Sí, es verdad. Mi mujer es la portavoz del PP en Calvià, y tiro a la derecha por convicción. Mi padre era empresario, es lo que he mamado.

- El contribuyente invierte en escuelas y hospitales.

-Intento que pague lo menos posible desde la legalidad. En 2016 falleció mi padre de un cáncer, y me sensibilicé al máximo. Me dije "coño, para esto sirven los impuestos". La gente maravillosa que atendió a mi padre no escatimaba esfuerzos y hay que pagarla, pero no quiero que de mis clientes abuse un funcionario retorciendo la norma.

- ¿La herencia no debería gravarse?

-El impuesto de patrimonio no tiene sentido, pero el de sucesiones es razonable. Si lo quitaran, inventarían algo más duro para sustituirlo.

- ¿Cuánto cobra por una hora de consulta telefónica?

-Doscientos euros más IVA. Mucha gente me contacta online.

- ¿Cuál es la frontera entre ingeniería y fraude fiscal?

-Jamás le aconsejaría al cliente que incurra en fraude, que vulnere la norma de forma grosera, pero sí le planteo economías de opción.

- ¿Por ejemplo?

-La herencia en vida es una buenísima idea, y el Derecho Civil las permite. Les recuerdo a mis clientes que Hacienda es un heredero más después del fallecimiento, así que, ¿por qué no te mueres de mentirijillas?

- El billonario Warren Buffett dice que paga menos impuestos que su secretaria.

-Planificando bien, es cierto. Su secretaria cobrará dos o tres mil euros, al treinta y pico por ciento. Si Buffett reduce su sueldo, vive de rentas o de los intereses de sus inversiones y juega en Bolsa, puede ser así.

- Usted favorece la concentración de patrimonios, o sea, a los ricos.

-No tengo demasiados clientes ricos, por su perfil son trabajadores o pequeños empresarios, y soy muy feliz con ellos. El superdotado de mi promoción me contó que había dejado la abogacía, que había desempeñado en las firmas más prestigiosas como Price porque "tú trabajas con gente normal, los directivos del Ibex no son personas".

- ¿Sus clientes piensan llevarse el dinero a la tumba?

-Existe la leyenda del hombre agarrado a sus posesiones pero, gracias a las herencias en vida que llamo eutanasia fiscal, ha cambiado la mentalidad de la gente. Tienen que morir de forma ficticia para ahorrar impuestos.