Una entrevista de trabajo cualquiera, la situación se repite: "¿Conocimientos de ingles? Sí, nivel medio" Ese "nivel medio" en España se ha convertido en un cajón de sastre en el que entran aquellos que, aunque sea a duras penas, logran mantener una conversación en el idioma de Shakespeare y otros que lo último que aprendieron en esa lengua fue el vocabulario del instituto.

Según diferentes estudios, en 2019 cerca del 50% de las personas de 25 a 64 años no conocía ninguna lengua extranjera, un dato que apenas ha mejorado desde 2007. En el mismo período, por ejemplo, Portugal redujo ese número un 20%. Pero, ¿por qué nos cuesta tanto aprender inglés?

En España existen diferentes factores históricos y culturales que hacen que persista un retraso en la extensión del conocimiento de la lengua que hoy en día sigue siendo el principal idioma internacional. Estos son algunos de ellos:

El poder del español

Al contrario de lo que ha ocurrido en países más pequeños, la enorme difusión del español en el mundo ha conseguido que prioricemos nuestra lengua sobre las demás. Por ejemplo, al dirigirse a un ámbito potencialmente tan grande, las traducciones al castellano de cualquier tipo de publicación, literaria o científica, han tenido siempre un éxito asegurado.

Películas dobladas

Lo mismo ha sucedido en ámbito audiovisual. La preferencia por las películas y series dobladas ha generado no solo toda una industria, sino también una costumbre y una inercia que ahora es difícil detener.

Al contrario, en otros países la visualización en el cine y televisión de producciones en su idioma original y con subtítulos ha sido un acicate y una palanca desde las edades más tempranas para la comprensión de lenguas extranjeras, sobre todo el inglés. Privándonos de ello, hemos perdido capacidad para escuchar y entender mejor la pronunciación, una parte clave del conocimiento del idioma.

Miedo al ridículo

Los mismos problemas que hacen que el inglés nos suene como una lengua tan extraña logran también que la aproximación en la educación se complique. Es aquí donde aparece tantas veces el miedo al ridículo al hablarlo ante los demás.

La enseñanza

Los propios sistemas educativos no han ayudado. La enseñanza del inglés en España es relativamente reciente (en muchos casos, se enseñaba décadas atrás el francés). En la escuela, además, durante la época de la EGB (Educación General Básica), el estudio del idioma extranjero, generalmente el inglés, no comenzaba hasta los 12 años. Posteriormente, con las reformas educativas, la enseñanza se ha adelantado y se ha extendido, e incluso se fomentan modelos bilingües.

Pero tampoco ha ayudado el modelo, más centrado en la teoría y menos en la práctica y la conversación.

La distancia idiomática

Aun con todo lo anterior, existen características propiamente idiomáticas que dificultan del estudio del inglés. Aunque es verdad que compartimos una parte no desdeñable del vocabulario y formas gramaticales o que las formas verbales se simplifican respecto al castellano, el hecho de que se trate de un idioma que "no se escribe como se pronuncia" complica las cosas cuando nos aproximamos a él desde una lengua romance, una dificultad que compartimos con otros países europeos.