"En una sociedad más igualitaria que hace 40 años, como es la española, permanecen discursos jurídicos sexistas como el de la 'manada' de Manresa...", criticaron la catedrática de Filosofía y coordinadora del 'Comando Igualdade', Mercedes 'Chis' Oliveira y la socióloga y profesora de Sociología de la Educación en la Universidad de Vigo, Amada Traba. La actualidad y el interés de la temática "Pensar el amor y las sexualidades en el siglo XXI" quedó patente durante la charla y coloquio de Club FARO, que fue dialogado e introducido por la periodista María Xosé Porteiro.

Porteiro felicitó el ensayo de las expertas en educación emocional y sexualidad en la juventud, que "traza un mapa para desandar el camino del patriarcado". Precisamente, cómo deconstruir los clichés de género; esa difícil tarea que requiere -de antemano- saber cómo fueron cimentándose en nuestra conciencia y educación colectiva, es otra de las tareas que abordan Chis Oliveira y Amada Traba, en "Amarte" (Catarata). De hecho, uno de los capítulos del ensayo, del que ayer desgranaron muchos conceptos, está dedicado en exclusiva a cómo nos hemos socializado: "Los hombres que hay que ser/ las mujeres que hay que ser", ejemplificó Traba.

En el contexto del modelo tradicional, argumentaba la educadora, "la mujer se situaba como cuidadora de la otra mitad de la sociedad". Una forma de relación que entró en crisis. "Es necesario que esa mitad de la población femenina sea educada para reconocerse como sujeto merecedor del amor de los demás", defendió.

Oliveira aclaró: "Pretendemos feminizar el modelo del amor". Es decir, acabar con el cliché bipolar de "mujer que ama y hombre amado". Para las autoras, el modelo de pareja heterosexual tradicional está basado en la desigualdad -sometimiento de una de las partes-, lo que justifica el maltrato, ya sea sexual, económico o psicológico. "Quien ama de esa manera ve una forma de amor hacia quien le maltrata o maltrata a quien ama", resumió Traba. O, usando una cita de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, "estamos cautivas en el cautiverio y cautivadas".

"No es una cuestión de lucha de sexos, se trata de vivir mejor", reflexionaría luego Chis sobre la necesidad de repensar el modelo. Tanto es así que, según subrayaron en varios momentos, si todos los cuidados familiares y amorosos que prestan tradicionalmente las mujeres tuvieran una contraprestación económica, el sistema "haría crack". "Hasta la fecha, ha sido un trabajo que se hace gratis, sin valoración y al que no se le otorga poder", subrayaron. Porteiro aludió a esa noción, acuñada como "plusvalía del amor".

Oliveira y Traba insisten en la necesidad de entender el amor como una construcción social patriarcal, como un hecho político y no como una experiencia exclusivamente íntima y personal. Después de desaprender lo impuesto, en busca de un modelo amoroso igualitario, las expertas aludieron al concepto de "bienamar", cercano al postulado por la feminista Fina Sanz. "Cuidar la relación como si fuera un huerto, con todos esos cuidados tan finos que requiere cultivar", ejemplificó Oliveira. No hablaban solo del amor de pareja. En el 'poliedro' en que engloban ese poderoso sentimiento se enmarcan la amistad o los amores familiares.

Otro de los puntos fuertes que abordó la conferencia fue "el peso de la pornografía en la mala educación sexual de la juventud", en palabras de Amada Traba, en una sociedad invadida de mensajes sexuales. A lo que Oliveira añadió que "si la educación afectivo sexual en pleno siglo XXI no existe en las aulas, quien educa es la pornografía". "La pornografía representa el lado más extremo de la mercantilización de las personas, y da permiso incluso para violar", alertó Traba.

Siguiendo datos de estudios usados en el ensayo, explicaron que los niños ya entran en páginas pornográficas con 8 años y a los 11 años, ya han visto porno todos. En esa marasma mal regulada -o sin regulación- para menores, las expertas llamaron la atención sobre términos como "violación grupal" como los más buscados. También alertaron sobre el mensaje de las mujeres que traslada ese tipo de porno: "Ellas están para satisfacer y siempre sonríen", indicó Chis Oliveira. Obligadas a complacer, perpetuando aquel rol tradicional de la ley del agrado. Pero para los chicos el mensaje coitocéntrico no es menos duro ("las relaciones están construidas con la medida de los hombres", reconocieron). Ya se dan casos, aseguraron, entre jóvenes consumidores de pornografía de problemas de satisfacción sexual cuando se relacionan con personas 'reales'. En definitiva proponen una mirada crítica y desaprender para poder examinar formas más enriquecedoras de amar, desde el reconocimiento recíproco y el respeto a la autonomía.