La urgente transición energética del planeta requiere del "esfuerzo común" de muchas disciplinas, pero Eva Álvarez (Vigo, 1995) apela a la "gran responsabilidad" que tienen los ingenieros: "Nosotros somos los que aportaremos las soluciones físicas que ayuden a la descarbonización de las industrias y permitan reducir el impacto de la vida que llevamos".

Y con este objetivo desarrolla desde el año pasado una tesis doctoral en el Imperial College de Londres en el marco de un proyecto vinculado a las plataformas petrolíferas offshore del Golfo de Tailandia. Está financiado por instituciones de Malasia y Taiwán y sus resultados tendrán un impacto inmediato: "Toda la investigación es importante, pero a mí me motiva esta repercusión real y tan directa".

"Mi contribución está relacionada con el diseño de turbinas radiales para la recuperación de calor. La empresa que construye y explota estas infraestructuras tendrá en cuenta los resultados en sus nuevas plantas. Pero la tecnología que desarrollemos también será útil para cualquier industria que utilice el calor en sus procesos: metalúrgica, carbón o gas natural. Y también en energías renovables como la geotérmica. Lo que buscamos es aumentar la eficiencia y reducir las emisiones de CO2", destaca Eva.

La joven viguesa trabaja en el Turbo Group, una referencia internacional en el ámbito de los turbocompresores y la recuperación de calor residual y que tiene entre sus colaboradores y clientes a multinacionales como ABB Turbo Systems, Caterpillar, BorgWarner o Jaguar Land Rover. Y está supervisada como doctoranda por su director, el ingeniero español Ricardo Martínez Botas.

Los investigadores del equipo son conscientes de que sus soluciones también deben ser rentables. "Intentamos reducir todo lo posible el capital necesario para implantar las nuevas tecnologías que mitiguen su impacto ambiental y maximizar sus beneficios. De lo contrario, las empresas no invertirán en ellas", reconoce.

Formar parte de un grupo y una institución con la proyección internacional del Imperial College supone una exigencia a la hora de trabajar, pero también el acceso a "muchísimas oportunidades". "En mi primer año de tesis ya he podido viajar a Malasia y he asistido a una conferencia en EE UU. No es algo muy habitual y conocer distintas culturas y procedencias te enriquece personalmente. La financiación es muy grande y puedes hacer cosas que en otras universidades, aun teniendo calidad, no son posibles", celebra.

Eva, que estudió Ingeniería de la Energía en Vigo, ya lleva dos años en Londres pues antes del doctorado cursó un máster en Ingeniería Mecánica gracias al programa de posgrado de la Fundación Barrié. Y su idea es regresar después de acabar la tesis en 2022. "Confío en encontrar en la industria o la universidad las mismas posibilidades o parecidas a las de aquí. Hay algo de morriña", admite entre risas, pero también, subraya, "cierta responsabilidad" con su tierra.

"Y más tras haber recibido una ayuda de la Barrié. Estoy ansiosa por aportar algo de lo que he aprendido. Galicia tiene un gran potencial y muchos recursos que explotar. Y la ingeniería puede ayudar a dinamizar la economía. Nuestros profesionales están igual o mejor formados que los de Reino Unido. No tenemos por qué estar rezagados", reivindica.

Respecto a la escasa presencia de mujeres en este ámbito de conocimiento, Eva admite que su opinión ha ido cambiando con el paso del tiempo: "Es una decisión muy personal y quizá simplemente es que estas carreras no resultan tan atractivas. Puede que la publicidad esté muy enfocada a los chicos y habría que llegar a toda la sociedad y también a las niñas para que ellas sepan que hay muchas mujeres que se esfuerzan y tienen éxito. La ingeniería es apasionante y no entiende de géneros. Todos tenemos nuestro granito de arena que aportar".