"Es un profesional de la delincuencia y sabe lo que tiene que hacer". Así define uno de los responsables de la UCO de la Guardia Civil a José Enrique Abuín. Por eso, "El Chicle" adoptó medidas para despistar a los agentes: se acercó a ellos, se mostró colaborador, entregó un teléfono aunque estaba reseteado (con todos los datos borrados porque sabía de su importancia) y accedió a que se revisaran sus vehículos, donde no apareció vestigio alguno porque los había limpiado.

El "runner" que corría en familia con su mujer y su hija menor, era también un delincuente habitual con antecedentes por narcotráfico que no dudó en delatar a su propio tío tras una operación. Lo cierto es que se creyó que había sorteado la investigación del caso de Diana, aunque lo único que hizo fue afianzar a los investigadores de que estaban en el buen camino.

Las escuchas telefónicas tampoco aportaron gran cosa. En las conversaciones con su esposa no sale nada. "Están enlatadas, preparadas. Se ve que no son naturales".

Su primer error lo cometió al hablar con un agente en 2016, él mismo se situó en A Pobra la noche de las fiestas. Citado como testigo poco después, él y su mujer lo negaron, aseguraron que estaban robando gasoil pero no en la localidad en fiestas. Tras ser detenido en 2018, su mujer tumbó su coartada.