Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Núria Vilanova: "Los jóvenes aceptan bajos sueldos al inicio a cambio de que se les deje aportar"

"El horizonte es digital, pero es importante la capacidad de escucha, de anticipar qué es lo que quiere el consumidor y dar alma a las marcas y productos"

Nuria Vilanova. // Fernando Rodríguez

Es presidenta de la mayor consultora de comunicación de España (Atrevia), dirige el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica y está considerada una de las cien mujeres más influyentes del país. Núria Vilanova (Barcelona, 1965) recibió esta semana el premio de la Asociación Iberoamericana de la Comunicación (Asicom) por su labor en favor de estrechar lazos entre ambos lados del Atlántico.

-Abrió con tan solo 23 años su propia empresa. Fue atrevida...

-Fui atrevida o fue muy fácil, porque no tenía nada que perder. Había acabado la carrera y tenía clientes que había conseguido a través de los anuncios en el periódico. Así que me pareció la decisión más fácil. Tenía, además, la emoción de que en España no había apenas empresas de comunicación y, por tanto, estaba todo por hacer y por descubrir.

-En esos inicios, ¿imaginó que llegarían tan lejos? Hoy Atrevia tiene más de 350 trabajadores y presencia en 16 países.

-Sí que había la inquietud de crecer y de intentar ser mejor, pero sin llegar a imaginar que estaríamos en 16 países. Empezamos en un momento bueno. Competíamos básicamente con compañías de Estados Unidos instaladas en España y quizá yo tuve más libertad para operar que ellas. Por eso, empezamos a entrar antes que otras firmas en los campos de la formación y la comunicación interna.

-Atrevia es una empresa familiar, la fundó junto a su madre.

-Cuando conté en casa que quería fundar una empresa, creo que mis padres pensaron que aquello podría ser un desastre. Entonces mi madre, con esa voluntad que siempre tienen las madres de ayudar, me dijo que quería trabajar y ser mi socia. Desde entonces siempre ha estado protegiéndome y ayudándome. Tuvo la gran generosidad de dejar que yo me dedicara al negocio y a los equipos humanos, y ella siempre ha estado cuidando la parte de las finanzas.

-¿Hay planes de seguir creciendo?

-Ahora no se trata de crecer en número, sino de crecer en los países en los que ya estamos. En España tenemos 260 trabajadores, mientras que otras oficinas son comparativamente muy pequeñas. Nuestro gran reto está en acompañar a nuestros clientes hacia los nuevos horizontes de la comunicación. Cada vez es más digital, cada vez importa más la creatividad y la tecnología... Otros factores importantes serán la capacidad de escucha, de anticipar qué es lo que quiere el consumidor y de dar alma a las marcas y a los productos. Como siempre nos ha encantado el cambio, estamos felices; nunca ha habido un proceso de cambio tan acelerado como el que estamos viviendo ahora.

-En España hay un porcentaje muy alto de empresas familiares. ¿Cuáles son las claves de su éxito?

-He tenido la suerte de hablar con grandes empresarios y, fíjese, yo le diría que no hay empresario que no haya empezado o crecido ante una dificultad. Lo que de verdad hace grandes a las compañías son los momentos de cambio y dificultad, que es donde aparece el empresario valiente y comprometido. Y España es un lugar donde la gente es comprometida y se involucra. Yo creo que los empresarios hacen lo que hacen no tanto por ellos, sino por su equipo. Desde luego, esta es tierra de valientes.

-Sin embargo, muy pocas de esas empresas llegan a manos de sus nietos.

-No pasa solo en España, pasa en el mundo. Eso responde a varios retos. El principal es que innovar tiene sus riesgos. Antes las empresas podían subsistir muchos años haciendo bien lo que ya sabían hacer. Hoy no, hoy una empresa para sobrevivir tiene que atreverse a hacer cosas diferentes de manera continua. Es decir, la etapa del fundador no acaba nunca. Vivimos continuamente en la fase de volver a empezar, de volver a asumir riesgos, de volver a invertir... Eso va en contra a veces de los cambios generacionales. Muchos jóvenes no tienen espíritu emprendedor, sino rentista. Y eso lleva a que las empresas se vendan y que las nuevas generaciones se dediquen más a gestionar el patrimonio que a dirigirlas.

-¿Cómo deben adaptarse las empresas a la generación Z?

-La generación Z son los que hoy tienen menos de 24 años. Son jóvenes que han crecido con las redes sociales, que están muy bien formados, que toman decisiones muy rápido y uno de sus objetivos dentro de las compañías es que les permitan dejar huella. Aceptan que en la empresa tendrán bajos sueldos al empezar, pero a cambio piden que se les deje aportar. No entra dentro de sus esquemas la jerarquía básica y el "tú callas y aprendes y después ya te preguntaremos". Muchas empresas están perdiendo su talento; tienen que ser capaces de romper jerarquías, de trabajar en red, de escuchar las ideas y canalizarlas, de premiar a quien aporta...

-¿Qué funciones tiene el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica que preside?

-Ahora estamos en un momento de inquietud, se habla de crisis económica, de desaceleración... En ese entorno no es lo mismo enfrentarse al problema desde un país que desde un mercado como el iberoamericano de 680 millones de habitantes. Nuestros objetivos son reconocer el papel de los empresarios en Latinoamérica, apoyar el proyecto de más Iberoamérica, favorecer las relaciones entre los empresarios de ambos lados del Atlántico, compartir respuestas ante los retos del mundo.

-¿Por qué tiene tanto vínculo con Latinoamérica?

-Para mí América es un estilo de vida. Nuestras vacaciones familiares son en América, muchos de nuestros mejores amigos son empresarios de América, mis hijos cuando han querido estudiar fuera siempre han elegido América... En España hemos tenido al Rey Juan Carlos, a Felipe González o a Enrique Iglesias. Ahora nos toca a los empresarios trabajar por la realidad iberoamericana.

Compartir el artículo

stats