Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aída Gómez: "Mi mayor enamoramiento es hacia la danza, que me ha salvado de tantas cosas"

La artista se encuentra en Vigo estos días para participar en un acto promocional que incluye la grabación de un vídeo musical

Aída Gómez. // FDV

Desde que se calzó por primera vez las zapatillas, siendo una niña, la danza lo es todo para ella: su medio de vida y su medio de expresión. Aída Gómez, que se encuentra estos días en Vigo para rodar un vídeo promocional para el que ha escrito la coreografía, mantiene una estrecha relación con Galicia desde que fuera alumna del gran bailarín Juanjo Linares. "Siempre vengo con mucho cariño y me siento muy arropada", asegura.

-Tras más de treinta años en la danza, ¿qué significa esta para usted?

-La danza es mi mayor motivación y mi mayor descubrimiento emocional. El mayor enamoramiento que he podido tener es a esta profesión, que me ha salvado de tantas cosas. Sigo en la profesión que siempre he querido con la misma ilusión y aprendiendo siempre. Se me da muy mal ser tertuliana; se me da mejor expresarme con todo el cuerpo, es mi mayor instrumento.

-¿Qué situación vive la danza, tanto creativa como laboralmente?

-La danza siempre ha estado muy mal porque no ha tenido los apoyos que tienen otras ramas en cultura y llevamos heridos de muerte muchísimos años. Por lo cual, el mayor respeto por todo el mundo que se dedica a la danza. Lo que sí tenemos en este país es gente muy valiente y con mucho talento. La creatividad, la forma de investigación y la manera de implicarse han dado muy buenos artistas y seguirán dándolos. Sin embargo, estamos en un momento en el que no hay compañías grandes de danza porque han desaparecido. Lo que ha pasado con el IVA ha sido una brutalidad. Y esta es una carrera muy rara porque desde los conservatorios hacemos bailarines, pero salen a la calle y no tienen trabajo. La danza es grupal, además de los artistas, lleva iluminación, vestuario, técnico..., abarca mucho terreno y da trabajo a mucha gente. Y esto también hay que mirarlo. Esta profesión, en cualquier parte del mundo está protegida. Aquí no.

-¿Por qué no tiene los mismos apoyos que otras ramas artísticas?

-No nos deben de ver como artistas, nos deben de ver un poco saltimbanquis porque no está protegida, a pesar de que España tiene una cultura muy rica en folklore y danza, única en el mundo.

-¿Se valora más fuera que dentro?

-No lo dude. Yo estoy toda mi vida viajando por el mundo y puedo decir que fuera se tiene una auténtica admiración por la danza y la cultura españolas. El lenguaje de la danza lo entiende todo el mundo y lo nuestro es único en el mundo.

-Entonces, ¿la salida para quien sale hoy de un conservatorio es trabajar en compañías de otros países?

-Si eres clásico, tendrás que irte fuera, y si eres bailarín de español apuntarte al paro porque no hay compañías porque es imposible mantenerlas. Y aquí estamos, intentando que las pocas que hay se mantengan. Yo acabo de regresar de Turquía con mi compañía, con casi 25 personas en el escenario, y ha sido un exitazo, pero no puedo mantener a los 25 bailarines todos los meses porque no tengo una estructura continuada, y como yo, casi todo el mundo.

-Se programa poca danza, ¿es por falta de demanda o porque se da prioridad a otros espectáculos?

-Por falta de público no es, en absoluto. Galicia, sin ir más lejos, tiene muy buen público de danza y siempre que he venido siempre se ha llenado y la gente ha estado encantada. La danza tendría que estar hasta en los comercios. Es lo primero que ocurre en el mundo: nos movemos, gesticulamos y si estoy triste, me pongo una música y ya parece que el alma se me ha ido para arriba. La danza es una forma de festejar algo maravilloso que nos pase. Nos ponen música y ya estamos saltando todos.

-¿Cuándo descubre usted su pasión por la danza?

-No tengo un momento concreto. Mi madre me mandaba poner la mesa y yo iba bailando. Era una manera mía de expresarme. Luego he tenido muchos problemas con la columna y todos me decían: "Esta niña no puede bailar". Tuve un aparato cinco años del cuello a la cadera y pensé que nunca más volvería a bailar y mire, aún estoy hablando de danza. A mí me ha salvado la vida. Por eso animo siempre a los críos y la gente que nunca ha dado danza que lo pruebe porque es muy terapéutico. Yo pondría más danza en todos los ámbitos de la vida.

Compartir el artículo

stats