¿Cómo se sentirían si llegasen a un lugar y les enseñasen las matemáticas con piezas de plástico, las famosas regletas de Cuisenaire? ¿Y si el profesor les dijese que un elevadísimo porcentaje de lo que se hace en un aula tradicional de matemáticas "no vale para nada"? Estas fueron algunas de las premisas y estrategias que puso en práctica ayer el maestro Julio Ferro en uno de los talleres impartidos en FARO IMPULSA en Vigo.

Durante la realización del mismo, apuntó que "trabajar con decenas o centenas en el área de matemáticas, de las que es profesor, es un atraso" porque "el valor posicional se aprende de memoria y se olvida".

Recalcó que se debe "trabajar con números y no con cifras". Para hacerlo entender, explicó que en las regletas, cada una equipale a un número del 1 al 10 según el color y el tamaño.

Para hacer comprender la dimensión, lo que realmente significa un número, el trabajo "fundamental" es la "descomposición".

Como ejemplo, pidió que se formara el número 37, que equivale a tres regletas (barritas de plástico) del número diez y una del número 7. Las regletas suponen "bloques lógicos de bienes". Con su utilización, "los niños comprueban por superposición", apuntó.

Para Julio Ferro, la clave es que los profesores "dejen que los niños se equivoquen y saquen sus propias conclusiones". Llevar a cabo esta máxima supone distanciarse de la escuela tradicional.

Los métodos arcaicos de enseñanza de las matemáticas tienden a hacer "confundir la igualdad con la equivalencia". Sin embargo, para él, habría que dejar "muy claro" el concepto de que valer lo mismo no significa ser lo mismo.

En un momento del taller, pidió a los asistentes reflexionar sobre lo que es un cuadrado realmente.

"Cuando le pedimos a un niño que dibuje un cuadrado estamos introduciendo un concepto erróneo. Deberíamos decirle que coloree un cuadrado", explicó, ya que así entenderán mejor los pequeños lo que realmente es.

A continuación, recordó que "un cuadrado es un polígono formado por el contorno y la superficie" cuando en la mayor parte de los casos, incluso en los libros de texto, "lo ponen mal", ya que se da a entender que el cuadrado son solo las líneas poligonales cuadradas que establecen el contorno.

Ferro facilitó un consejo: no facilitar a los niños conceptos matemáticos nuevos si no los ven preparados. "Os esforzáis en repetir proporciones. Los chavales, así, aprenden rutinas. Eso no vale para nada", recalcó.

Otro punto en el que se mostró crítico fue en la forma de enseñar a dividir en matemáticas en España por dos cifras. Indicó que es el único país de Europa que lo hace así.

Para él, el principal fallo de las clases de esta especialidad en el Estado Español radica en que un 80% del tiempo en el aula se dedica al estudio de la aritmética, saltándose otras áreas fundamentales como la geometría. "No tiene sentido enseñar a sumar sino a comprender", defendió.Para lograrlo, hay que "vivenciar", demostrar con ejemplos prácticos y abarcables por los pequeños como por ejemplo comparar la altura entre ellos, emplear canicas para aprender a sumar o restar.