Millet desglosa en su obra y en su discurso los riesgos de la sobreprotección en la crianza de los hijos/as o hiperpaternidad, como se titula uno de sus libros. Impartirá una de las ponencias del III Foro de Educación de FARO DE VIGO: "¿Niños perfectos o niños felices? Consecuencias de la hiperpaternidad".

- ¿Se le exige demasiado a los pequeños/as?

-Hay una contradicción en la crianza actual: por un lado, a los niños se les exige que hagan cada vez más cosas y más precozmente, a nivel académico y extraescolar. Las infancias se están convirtiendo en performances constantes, en campos de entrenamiento, para crear estos super-niños que han de estar preparadísimos para el futuro. Y los padres y las madres se están convirtiendo en una especie de gestores de su prole, a la espera de resultados. Pero, por otro, son también progenitores-guardaespaldas, secretarios, chóferes y/o asistentes personales, invadidos por una enorme ansiedad de que el hijo se equivoque o "se traume". Esta ansiedad provoca sobreprotección: que muchos padres resuelvan los problemas del hijo, por pequeños que sean. Incluso que se anticipen a los mismos. Ello deriva en una falta de autonomía de los hijos, cada vez más dependientes y frágiles debido a esta crianza. Los hiperniños se transforman en hiponiños.

- ¿Es un problema de los padres o es la sociedad que marca un ritmo frenético del que es difícil escapar?

-La sociedad es frenética, sí, y fíjate que el no tener tiempo se ha convertido en un símbolo de estatus. Nadie osaría decir que no tiene planes el fin de semana más que estar en casa, tranquilos. Y si tu hijo de seis años no tiene varias tardes ocupadas con varias extraescolares te entra complejo de "mala madre". En sintonía con el actual hipercapitalismo hay una oferta brutal en el mercado para hacer de tu hijo, prácticamente, lo que quieras. Y si el niño del vecino está aprendiendo chino con cuatro años y el tuyo, no (porque está en el parque, encantado), te entra como una angustia de que se quede rezagado (con pensamientos tipo: 'No triunfará en la vida porque no hablará chino') y acabas metida en la rueda. Y, francamente, estará mejor en el parque: el juego es la mejor extraescolar que puedes darles a tus hijos.

- ¿Qué es la hiperpaternidad?

-Implica ejercer de padre o de madre de una forma excesiva: híper. Se trata de una crianza, una atención, desbordadas (obsesivas, incluso), en la que el hijo es el centro absoluto de la familia. El rey Sol con sus padres a su pleno servicio, sobreprotegiéndolo. En esta crianza, el hijo también es visto casi como un producto, al que hay que modelar. Todo ello conlleva una gran inversión de tiempo, esfuerzo y dinero con un objetivo: que triunfe (normalmente, en lo que sus papás quieren, ahí entra esa cosa tan americana de haber planeado la vida del hijo incluso antes de que haya nacido). La criatura se convierte, en cierto modo, en un signo de estatus. Lo que hace es un reflejo tuyo.

- ¿Es solo de esta época o siempre ha habido?

-Siempre han existido niños "híper". Hiperprotegidos, hiperregalados, siempre justificados e hiperconsentidos. Pero eran minoría. Ahora, en cambio, cada vez son más. Debo decir que este modelo de crianza se da en clases medias y altas, porque si criar hijos "estándar" ya cuesta esfuerzo, criar hiperhijos requiere muchos más medios, especialmente económicos.

- ¿Se podría hablar del antónimo de la hiperpaternidad?

-El antónimo de hiperpaternidad son esos niños desamparados, olvidados por sus familias o por las instituciones, que cada vez son más. En España hay un problema serio de pobreza infantil, con Cataluña, donde yo vivo, a la cabeza del ranking ( Save the Children lo cifra en un 24% de la población infantil catalana).

- Todo esto provoca que añoremos la libertad en la crianza de tiempos pasados...

-Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor...Lo cierto es que cuando nosotros éramos niños teníamos más libertad y nuestros padres no nos prestaban tanta atención. En cierto modo, como hijos luchábamos por tener la atención paterna y materna. Y quizás no nos hacían tanto caso, sí, pero casi sin querer, nos daban confianza, porque nos transmitían que nosotros éramos capaces de hacer muchas cosas por nosotros mismos (como resolver un conflicto con un amigo o volver a casa andando desde el colegio y ponernos, solos, a hacer los deberes). Ahora hay mucha ansiedad entre los padres y un exceso de atención.

- Por otro lado, ¿la implicación afectiva es mayor?

-En las crianzas actuales hay un factor que me gusta mucho y que es la implicación afectiva, cada vez mayor, de los padres. A los hombres ya no les da vergüenza mostrar afecto abiertamente. Y el hecho de que los niños tengan voz, se tengan en cuenta sus derechos.