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Seis de cada diez farmacéuticos gallegos han dispensado antibióticos sin receta

La presión del paciente o el miedo a perder al cliente, principales causas para que los boticarios accedan a venderlos - Farmacias de Pontevedra lo combaten con una campaña

Envases de antibióticos en una farmacia. // Pablo Solares

Seis de cada diez farmacéuticos (65%) reconocen que han dispensado antibióticos en alguna ocasión pese a no tener receta médica el paciente. Es la conclusión de una tesis doctoral de la Universidade de Santiago (USC) a cargo de la farmacéutica Maruxa Zapata Cachafeiro.

Para la autora, esta cifra "confirma que el dispensar antibióticos sin estar prescritos continúa siendo una práctica presente a pesar de que los propios boticarios reconocen que es "importante" el problema de las resistencias a los antibióticos en la salud pública.

No es de extrañar que el Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra haya puesto en marcha la campaña "Sin receta NO", con el fin de concienciar a los ciudadanos de que cuando vayan a comprar un medicamento "sujeto a prescripción médica presenten en la farmacia la correspondiente receta", señala el organismo colegial.

Hay que tener presente que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo de que la resistencia a los antibióticos es "el gran riesgo de salud pública del siglo XXI" y que unas 25.000 personas ya fallecen al año a causa de las superbacterias, las bacterias que están surgiendo como invencibles ante el efecto de los antibióticos.

Boticarios en contradicción

Para Zapata Cachafeiro, la diferencia entre lo que piensan los profesionales de farmacia y lo que hacen supone "una contradicción" que "podría explicarse porque los conocimientos y las actitudes no siempre producen las prácticas asociadas". Es decir, los pensamientos son buenos pero, finalmente, las acciones no lo son tanto.

La autora de la tesis considera, tras rematar su trabajo, que la intención del farmacéutico "a menudo se ve modificada por factores extrínsecos como la presión del paciente y su fidelización con fines económicos".

Para entender esto último, hay que pensar que es más probable que una persona vuelva a comprar a una farmacia en la que son 'receptivos' a sus peticiones que a otra en donde las cortan por lo sano aunque sea en cumplimiento de la normativa y el deber profesional.

De hecho, Zapata concluye en su trabajo de postgrado que "la dispensación sin receta se incrementa cuando el paciente es conocido. (...) Algunos farmacéuticos justifican esta práctica porque, al ser pacientes habituales, son conocedores de su historia clínica".

Miedo a perder pacientes

No obstante, la doctora añade que "puesto que los ingresos varían en función de las ventas, este comportamiento podría explicarse por el miedo a perder un paciente habitual". Además, el paciente también echa mano de estrategias para ejercer presión señalando que tine dificultades para acceder al médico.

A la hora de entregar antibióticos sin receta tambén influye la dolencia para la que solicitan dicho fármaco. Los boticarios son más proclives a dar antibióticos sin receta para infecciones de orina (cistitis).

En el caso de cistitis, más de la mitad de los farmacéuticos consultados (el 51,7%) señala que suministra los antibióticos a pesar de carecer de la pertinente receta médica. Este índice se reparte entre el 20,6 por ciento que dispensa dicho medicamente siempre y el 31,1% que solo lo entrega si conoce al paciente.

Estos altos porcentajes no se alcanzan con otras enfermedades como las infecciones respiratorias de la zona superior o las infecciones odontológicas.

En estas últimas, casi el 49% de los farmacéuticos ha entregado antibiótico a algún cliente sin presentar 'el volante médico'. Un tercio del total sólo lo ha hecho si se lo pedía un consumidor habitual de la farmacia.

Los índices bajan aún más si se asegura tener una infección respiratoria superior: solo dispensan el antibiótico al 19,2% de pacientes que se lo piden.

Desde el Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra, recalcan que "todos los veranos, desde algunos centros de salud, se deriva a los pacientes a las farmacias para que les adelanten los medicamentos porque no pueden darles cita para renovar las recetas".

Como consecuencia, "el paciente espera que el farmacéutico le solucione su problema y le adelante los medicamentos para poder continuar con su tratamiento, pero, al hacerlo el farmacéutico tiene que inclumplir la normativa vigente y exponerse a una sanción".

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