No puede faltar en la romaxe de A Franqueira el pulpo a feira. Los asistentes hacen cola ante los puestos de los pulpeiros localizados cerca de la iglesia para pedir el plato de madera con las tajadas del cefalópodo cocido, con aceite y pimienton picante.

Después se acude a un bar de la zona, una tasca de ocasión de algún vecino o un ambulante. Allí se compra el pan y el vino.

"Nosotros venimos cada año para oír misa y tomar el pulpo", explica Manuel, que asegura que "la gente se reparte durante toda la mañana porque muchos no esperan a la misa solemne".

Mientras unos escuchan la misa o van en la procesión otros toman el pulpo con su familia y amigos, antes de iniciar el regreso.