Considera que la familia es el primer eslabón en la educación afectivo sexual de los niños y niñas y jóvenes. El segundo eslabón sería la escuela. "Todavía somos un país muy pudoroso. Hablar de sexualidad en casa, con los hijos e hijas, da mucho pudor. Y si no se habla de estos temas ellos no van a hablar contigo", cuenta Mabel Lozano, especialista en género y directora de cine. Lozano se encargará de la conferencia del viernes por la tarde del III Foro de Educación de FARO DE VIGO, que se celebrará los próximos días 20 y 21 de septiembre -entradas disponibles en www.eventbrite.es y en las oficinas de FARO en Policarpo Sanz, 22-. En cuanto a cómo hablarles sobre estos temas, Lozano apunta: "a demanda, ellos mismos van preguntando porque tienen mucha curiosidad".

- -Una de las principales preocupaciones en la actualidad es el consumo de pornografía por parte de los jóvenes a través de dispositivos móviles. ¿Qué ocurre?

-Yo utilizo el cine como herramienta de transformación social para llegar a los más jóvenes. Estamos un un mundo audiovisual. Los jóvenes, por desgracia, no leen el periódico. Se mueven en las redes sociales y en internet. Se están educando en sexualidad a través de la pornografía. Bueno, educando, entre comillas, claro. Aprenden muchas cosas por internet. Estamos viendo que en los entornos familiares no se habla mucho de sexualidad y en los centros educativos el currículo es el que es: hay que completar contenidos de matemáticas, física y química.. y dejamos temas muy importantes fuera.

- -¿Considera que existe una involución en la forma de los jóvenes de entender las relaciones afectivo-sexuales?

-Yo creo que sí. De ahí las manadas, que es un tema muy preocupante. Y son jóvenes todos. Además, podemos pensar: ¿pero estos chicos de dónde salen? Pues de familias normales, de gente normal. Hoy en día se están educando en la sexualidad a través de la pornografía. Es un ejemplo: una escena de pornografía con muchos hombres y una sola mujer.

- -¿Cree que tiene que ver con una pérdida de valores?

-Me da mucho respeto hablar de valores, porque puede haber muchas perspectivas. Lo que sí puedo decir es que yo creo en las relaciones libres. Si hablamos de globalización, del ritmo de vida... en la actualidad se tiene muy poco tiempo para hablar con los jóvenes. Pasan muchas horas en el ordenador, no sabemos en qué páginas entran... Hablamos de chavales y chavalas de once años accediendo a través de un dispositivo móvil a una pornografía durísima: una pornografía que reproduce los roles de sumisión, desigualdad, violencia hacia las mujeres... es decir, no fomenta algo maravilloso como es la empatía entre los seres humanos, las relaciones entre personas que se desean mutuamente, relaciones democráticas. Y esto es un problema. Y realmente tenemos que darnos cuenta de que son esas las fuentes en las que se están educando.

- -Y sin un filtro o unas nociones previas de lo que es la sexualidad o lo que debe ser...

-Claro. Además, a los chavales es muy difícil prohibirles las cosas. Es mucho más importante educarles para que vean las cosas, para que las entiendan... es decir, hay que crearles un pensamiento crítico. Yo a mis hijos intento no prohibirles cosas sino debatir con ellos, educarlos, explicarles para que cuando lo vean tengan ese pensamiento crítico y entiendan que no tiene nada que ver con la sexualidad de personas normales, centrada en la empatía, en el deseo mutuo... La pornografía en España no tiene ningún filtro. Se accede a contenidos fácilmente: ¿eres mayor de edad? Pulsas sí y ya está. Es muy difícil ponerle puertas al campo.

- -¿Qué se puede hacer desde la escuela, desde su punto de vista?

-Yo creo que el primer escalón tiene que ser el entorno familiar. Tienes que hablarles a tus hijos de sexualidad. El segundo paso es el centro educativo. Los jóvenes no saben nada de temas como la prostitución o la trata. Imparto cientos de conferencias en centros educativos, en el mundo entero. Incluso en los países de origen de las víctimas. Fliparías lo poco que saben los jóvenes en estos países de estos temas, que van de la mano. Pues a ellos la prostitución les suena a ocio y la trata les suena a fronterizo.

- -¿Con las explicaciones lo entienden?

-Sí. Hay chavales que te dicen: pero si esto es verdad, ¿por qué no me lo han contado antes? A veces los padres tampoco saben cómo hacerlo. En cuanto a conceptos como la pornografía, a veces, al principio sobre todo, se dan codazos. Yo no les hago ningún reproche. Yo no juzgo a nadie: hablamos de educar. Una vez que lo explicamos les digo que tienen que saber que no tiene nada que ver con las relaciones que van a tener con una chica que les guste. Por cierto, la pornografía es súper adictiva. Empiezan viendo 15 minutos y acaban viendo tres horas.

- -¿Ve muchas diferencias con el modo de aprender sobre sexualidad entre los jóvenes de hoy en día y de anteriores generaciones?

-A nosotros tampoco nos explicaron mucho, tenían mucho peso las amigas. Pero no veíamos porno. Todavía somos un país muy pudoroso. Hablar de sexualidad en casa, con los hijos, da mucho pudor. Y si tú no hablas de esos temas ellos tampoco lo van a hablar contigo.

- -¿Qué aconsejaría a los padres y madres en relación a estos temas?

-¿Cómo hablar de estos temas? Siempre a demanda. Ellos te lo van pidiendo, te van haciendo preguntas. "¿Y como nacen los niños?" "Viene la cigüeña". No, no viene la cigüeña... Mis hijos me lo han ido demandando con las preguntas de la cotidianidad. A medida que van cumpliendo años vas aumentando la información que les puedes dar. ¡Es que los chavales te lo piden desde pequeños porque tienen mucha curiosidad!