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El hogar como escuela de verano

Expertos coinciden en la importancia de iniciar a los niños en las labores domésticas

El hogar como escuela de verano

Con la llegada del verano los campamentos y los cuadernos de refuerzo se convierten en las dos principales alternativas a la vida escolar. Los padres encuentran en los ejercicios físicos y mentales una manera de organizar la rutina de sus hijos y de prepararlos de cara al curso que viene. ¿Pero qué ocurre con las actividades domésticas? Cada vez más profesionales de la educación resaltan la importancia de mantener ocupados a los hijos en las obligaciones del hogar.

Promover maneras dinámicas de aprendizaje es esencial en un país en el que de acuerdo a los últimos datos de la OMS, la presión escolar afecta al 25% de las alumnas de 11 años y el 34% de los alumnos de esta misma edad. La docente viguesa Cristina Lago indica que el mero hecho de acompañar a los padres en la compra es una manera de poner en práctica asignaturas como las matemáticas. "Bien sea a través de internet o en el supermercado mismo, el niño aprende a analizar y a comparar medidas como litros y kilos, y a comprender ofertas como un '3x2'". Para ello es fundamental orientar las tareas desde el punto de vista del juego. De acuerdo a Laura Álvarez, ex-profesora en prácticas en el colegio Miralba y profesora en el colegio Quiñónes de León, si los padres plantean la compra como un reto, el niño sentirá que se trata de una actividad lúdica y no de un problema de cálculo. De esta forma, los padres deben establecer una serie de objetivos a alcanzar, así como unos premios en función de los resultados. "Los niños se involucrarán en actividades cotidianas de las que nadie, independientemente de su profesión, está exento". Laura Álvarez señala también la importancia de ofrecer a los hijos la opción de elegir la actividad a realizar: "Los niños todavía están creando su personalidad y la toma de decisiones es esencial porque los reafirma en sus convicciones".

María José Mansilla, presidenta de la Confederación Gallega de AMPAS (GAMPA), defiende que las actividades domésticas representan además una manera de que los hijos compartan el tiempo con sus padres, y sitúa su importancia al nivel de las actividades de ocio y los ejercicios teóricos. "Es importante tener en cuenta que el niño comienza las vacaciones después de muchas horas de estudio y esfuerzo. El ocio es esencial pero no impide que se realicen otras actividades que refuercen el intelecto. A través de una receta los niños pueden analizar medidas y valorar el papel de los lácteos o el azúcar en nuestra dieta", afirma.

Para el sociólogo José Durán actividades tan cotidianas como hacer la compra o cocinar son fundamentales para ayudar al niño a integrarse en el primer y más básico grupo social: la familia. Cumplir con dichas obligaciones es la única forma de asegurar la educación de los hijos. "La educación consiste en participar de la vida de la familia y no apartarse de ella cuando todavía se está en la etapa de crecimiento", explica. Por su parte, los tradicionales cuadernillos y las actividades extraescolares están más relacionadas con la instrucción, fundamentada en el conocimiento escolar: "Se implantan con la expectativa de que las actividades ayuden al niño a desempeñarse de manera satisfactoria en la vida profesional".

Cada vez más padres demandan a los colegios que instruyan y que eduquen. Pero los ejes sobre los cuales ellos basan el papel pedagógico consisten en el afecto, la libertad de expresión y en la oposición a cualquier forma de represión. "Entienden la educación como una forma de liberar al hijo y no de obligarlo", sostiene José Durán. Esta visión afecta al papel de las tareas domésticas pues terminan por ignorarse al ser consideradas usurpadoras de la libertad de los hijos.

Integración

Ante la falta de obligaciones domésticas, se produce un déficit de integración social en la familia. Tanto los profesores como los padres se quejan de que los hijos no se someten a la autoridad de un adulto y que tienen la tendencia de contestar a los reproches. Donde los niños sí se integran de manera más fácil es en aquellos universos sociales en los que la educación pasa por expresarse uno mismo, estos son: el parque, la escuela y los centros de ocio. "En esos lugares no hay que respetar a alguien superior sino integrarse junto a personas iguales", explica.

José Durán informa además que hay una preocupación creciente por la instrucción de los hijos en todas las clases sociales. "Hace cuarenta años los padres de las clases media y baja aceptaban que los hijos abandonaran lo estudios para trabajar. Ahora la gran parte de la sociedad quiere que sus hijos tengan éxito en la escuela. En consecuencia, hay una preocupación por la instrucción, en detrimento de la educación". En este sentido, José Durán recuerda que la una no sustituye a la otra. "Solo con instrucción no se logra una educación adecuada, fundamental para asegurar una ciudadanía ejemplar", afirma.

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