El fenómeno estelar más popular del verano, las lágrimas de San Lorenzo, congregó anoche a cientos de observadores en mar y tierra. En concreto, tres barcos de la naviera Nabia fondearon en las proximidades de Cíes, al mismo tiempo que en el Observatorio de Forcarei tumbonas y hamacas fueron conquistando la explanada. Nadie quería perderse esta tradicional cita con la constelación de Perseo.

Aunque los cielos estaban despejados, el satélite lunar dificultó la observación y obligó a los aficionados a la astronomía a situarse de espaldas al satélite. A tres días de la luna llena, los cielos fueron claros, perjudicando la fuerza lumínica de las Perseidas y la adaptación de las pupilas a la oscuridad. Debido a esto, desde la Asociación Astronómica de las Rías Baixas recomendaron darle la espalda a la luna. Aconsejaron, además, adoptar una posición tumbada y cómoda para no forzar el cuello y maximizar el campo de visión. Para ello una esterilla fue un complemento muy útil en Forcarei, además de prendas de abrigo que en la pasada noche fueron casi obligatorias.

Una visitante asidua

La lluvia de Perseidas es anual y se produce cada vez que la Tierra pasa por el trazo de escombros que el cometa 109P/Swift-Tuttle deja en su recorrido alrededor del sol. Cuando la Tierra atraviesa este reguero, los escombros entran en contacto con el aire de la atmósfera a 60 kilómetros por segundo y se desintegran, generando un plasma alrededor de las partículas que hace que se calienten muchísimo y que se perciban como fenómeno luminoso.

El último año en que el cometa 109P/Swift-Tuttle alcanzó el punto orbital más próximo al sol fue 1992. "Es un asteroide que tiene un periodo orbital de aproximadamente 130 años. Es decir que cada cien años las nubes de perseidas se van renovando. Los restos que nos llegan pueden proceder de distintos años, hasta del siglo XIX", aseguran desde la Asociación Astronómica Rías Baixas.

Los meteoros de las perseidas son minúsculos y alcanzan el tamaño de un grano de arena o de sal. Están por tanto en las antípodas de los bólidos, meteoro tan brillantes que iluminan la noche y que pueden ser del tamaño de una pelota de tenis o de golf.

Este año las opiniones entorno al fenómeno coincidieron en lo inoportuna que resultó la fase lunar. Aun así, anoche (jornada de mayor actividad estelar), fueron varios los curiosos y aficionados que se congregaron en el Observatorio de Forcarei. Allí los astrónomos prescindieron de instrumentos como telescopios y prismáticos para que las perseidas fueran las protagonistas, y no otros cuerpos celestes que a menudo distraen a los visitantes. Los expertos fueron recorriendo las distintas constelaciones para mantener a los participantes atentos en todo momento al cielo, pues el tránsito de una estrella fugaz es de una "décima de segundo", aseguró Enrique Alonso, presidente del Observatorio de Forcarei.

Segunda cita

Esta noche, la naviera Nabia vuelve a repetir la excursión nocturna, aunque en esta ocasión solo partirán desde Vigo y Cangas. El periodo de disfrute de este espectáculo será de dos horas, y entorno a las 00.15 se procederá al regreso a tierra. A bordo, se ofrecerán dulces y bebidas calientes para ayudar a la tripulación a combatir el frío. El precio de la actividad es de 20 euros adultos y 10 euros para niños entre los cuatro y quince años.

Las Islas Cíes y Forcarei son sin duda dos de las áreas más aconsejables para observar las perseidas. El parque natural y el observatorio disfrutan de una escasa contaminación lumínica, un fenómeno creciente según asegura Pablo José Martínez: "Es una problemática en aumento que no se ha visto reducida por la iluminación leds El color blanco y el exceso de potencia han hecho que empeore la situación. Estamos iluminando la noche de manera poco eficiente".

A partir de mañana, las perseidas serán cada vez menos perceptibles hasta el punto de que ya no sean visibles. Otros fenómenos estelares como las dracónidas y las oriónidas las sustituirán en lo que queda de año.