La vendimia comenzará a finales de mes en las plantaciones familiares y pequeñas bodegas con fincas más soleadas, aunque arrancará de manera casi definitiva en la primera semana de septiembre para intensificarse y lanzarse de forma definitiva desde la segunda.

Lo hará con unas buenas expectativas y después de que las últimas lluvias contribuyeran a enriquecer la producción, aunque cierto es que las precipitaciones también sirvieron para recortar los efectos de los tratamientos fitopatológicos aplicados -con lo que esto supone de riesgo de aparición de ciertas enfermedades- y las rachas de viento causaron algunas roturas en las plantaciones.

Sea como fuere, en líneas generales puede hablarse de tranquilidad y se da por iniciada la cuenta atrás para una recolección que generará alrededor de 37 millones de kilos de uva en la Denominación de Origen Rías Baixas, un 5% más que en la campaña de 2018.

La Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA), dependiente de la Diputación de Pontevedra y encargada del seguimiento de todo el ciclo productivo de la vid, las plagas que la amenazan y todo lo relacionado con este cultivo, cree también que la primera semana del mes que viene será buen momento para iniciar la recolección.

Se hará en las subzonas productoras y parcelas siempre más madrugadoras, mientras que en los viñedos más tardíos habrá que esperar a la tercera semana del mes que viene.

A las puertas de una nueva vendimia, los viticultores deben seguir atentos a las enfermedades que aún pueden castigar las plantaciones. En relación con esto la EFA resalta que con el inicio del "pintado" del racimo el riesgo de afección por mildiu es menor, "si bien en los viñedos más jóvenes y con poco desarrollo de la vegetación hay que mantener la alerta y comprobar la evolución de los síntomas".