Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dos hombres y un desatino

Dwayne Johnson y Jason Statham. // FdV

Allá por los años 70/80 coincidían en las pantallas dos tipos de entretenimientos veraniegos que sabían jugar bien sus cartas: las películas de mamporros de Bud Spencer y Terence Hill y las de persecuciones de coches como Los caraduras o Los locos del Cannonball. La saga de Fast&Furious prefiere más las acrobacias en el asfalto pero en esta prolongación sin complejos no puede impedir rendirse a la evidencia de que tiene a dos estrellonas del cine de acción más musculoso como Dwayne Johnson y Jason Statham y las secuencias a todo gas se alteran con otras en las que los protagonistas se lo pasan en grande dando palizas a diestro y siniestro. Cada uno con sus respectivas habilidades, que a estas alturas ya conocen de sobra sus fans. El reparto equitativo de minutos en pantalla encuentra, incluso, una solución heredada de Brian de Palma, como es partir la pantalla en dos para que ambos salgan en ella.

La elección de David Leitch para coreografiar el asunto es un acierto, claro, porque da lo que le piden: unas peleas estilosas con todas las marcas visuales del momento (lluvia incluida) y unos jaleos de coches en los que lo imposible parece real, como es norma de la saga. Leitch se dejó notar en John Wick como alguien que sabe manejar una montaña rusa de impactos en cadena, y en la segunda parte de Deadpool se puso las botas aunando la espectacularidad a borbotones con los resabios purulentos del personaje. Aquí todo es más previsible, y por momentos monótono. Johnson y Statham se reparten el pastel como buenos socios e Idris Elba, el actor más desaprovechado de la década, les roba las escenas cada vez que sale como malo de última degeneración. El guión es un desatino pero eso no es algo que importe demasiado cuando los motores empiezan a rugir y los puños vuelan.

Compartir el artículo

stats