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La difícil conciliación de la lactancia materna

Solo 4 de cada 10 gallegas continúan amamantando a su bebé a los 6 meses - La falta de facilidades una vez reincorporadas a su puesto de trabajo explica esta baja adhesión

Una mujer, dando de mamar a su bebé. // Marta G. Brea

Las autoridades sanitarias recomiendan la lactancia materna exclusiva desde una hora después del nacimiento hasta los seis meses de vida del bebé no solo como protección frente a las infecciones durante la infancia, sino también para prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades en la edad adulta. "Los bebés que han sido amamantados tienen menos riesgo de padecer cánceres infantiles y también son adultos más sanos, con menos posibilidades de desarrollar enfermedades como la diabetes de tipo 2 y la obesidad", apunta Ana Cal, matrona gallega y consultora internacional de lactancia materna (IBCLC).

Pero, además, dar el pecho aporta beneficios muy importantes a la madre. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que la lactancia materna disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama y ovario, diabetes de tipo 2 y enfermedades cardíacas, y calcula que el aumento de la lactancia materna podría evitar 20.000 muertes maternas al año por cáncer de mama.

"Pero no se trata solo de beneficios para la salud. La lactancia es más que un alimento, crea un vínculo entre la madre y le bebé, proporcionándole la protección y seguridad necesarias para su desarrollo físico, mental y emocional saludable. Y por último y no menos importante, empodera a la madre al saber que puede ofrecer todo lo que necesita su bebé", añade la especialista tudense.

Por todo ello, cada año se celebra, del 1 al 7 de agosto, la Semana Mundial de la Lactancia Materna, cuyo día mundial se conmemora hoy. El objetivo es fomentar la lactancia materna y mejorar la salud de los lactantes en todo el mundo. Según la OMS, el aumento de la lactancia materna a niveles casi universales podría salvar más de 800.000 vidas al año, la mayoría de ellas de menores de 6 meses.

Sin embargo, el seguimiento de la lactancia materna en Galicia está muy por debajo de las recomendaciones marcadas por organizaciones como la OMS y Unicef. Según los datos de la última "Encuesta sobre Condutas de Riesgo en la Población Gallega" (SICRI) de 2017 realizada por la Consellería de Sanidade, la lactancia materna -tanto exclusiva como combinada con otro tipo de alimentación- es casi del 90% en los momentos inmediatamente posteriores al parto -el 81,8% de los niños la recibieron en sus primeros días y el 97,2% comenzó con ella en el hospital-, aunque a medida que pasan las semanas, los índices van bajando y solo el 41% de las gallegas la mantienen a los seis meses del bebé. Al año de vida, solo un 23,5% de los niños gallegos continúan tomando leche materna.

La causa principal de este descenso es la falta de facilidades con la que se encuentran las madres para continuar con la lactancia una vez que se han reincorporado a su puesto laboral. "El problema es que tenemos una baja maternal muy corta. Se recomienda una lactancia exclusiva durante los primeros seis meses, pero a las 16 semanas tienes que volver a trabajar. Para proteger la lactancia debería darse una baja de seis meses", expone Cal, que recomienda que un mes antes de la incorporación al trabajo, la madre vaya haciendo un pequeño banco de leche si desea que su bebé continúe con la lactancia materna.

"También tendría que tener la posibilidad de poder extraer la leche, y no me refiero solo al tiempo para ello, porque tienen derecho a una reducción de jornada, sino a un lugar adecuado donde pueda extraer la leche y que no tenga que ir al baño", explica la matrona gallega, que añade a esto la falta de formación en lactancia de los profesionales sanitarios. "Todo el mundo habla de la lactancia, pero las mamás tienen que hacer verdaderos malabarismos para salir adelante, y necesitan mucha motivación y muchas ganas de hacerlo", insiste.

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